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HOTELES

EXPERIENCIA ARAPEY CINCO ESTRELLAS

Hora de partida: tempranito y con café. Así comenzó el día con el destino bien arriba…Altos del Arapey. Ruta 14 al fondo, cruzar Zarate-Brazo Largo, unos puentes más, un giro a la derecha y dos a la izquierda.

Por Ariel Iturbide

Me recibe el Departamento de Salto, Uruguay. Siempre es lindo Uruguay; pero esta vez quizá sea mejor en Altos del Arapey Club de Golf y Hotel Termal. Si…termal. Lo que siempre se ofreció como atractivo principal aquí es un detalle bien equilibrado entre un conjunto de propuestas que nos hacen querer quedarnos más de lo pactado, más de lo planeado.

Asombra su imagen perfectamente integrada al paisaje campero que lo sostiene, un “All Inclusive” donde All es de verdad. Spa, Golf, Termas, Gastronomía…all inclusive.

-“Señor Iturbide, bienvenido…esta es la llave de su habitación”- hace rato que ya no hay llaves sino tarjetas magnéticas y si de bienvenires hablo, realmente lo fui.

Habitación 101, con vista al alba e inmaculada. Tuve la sensación que todo era nuevo y sin uso…las batas de piscina y los toallones con esa suavidad que sólo las cosas nuevas tienen.

156 habitaciones. Matrimonial, Matrimonial de Luxe, Habitación Twin, Habitación Triple, Habitación Suite y Baño Suite. Todas, nos brindan tv LCD ( grandes!), ventanales térmico y acústicos (realmente no se escucha nada del exterior, el que quiera oír pajaritos…que abra la ventana), cofre de seguridad, batas y toallones esponjosos, sommiers de última generación, terrazas balcón con vista al campo de golf o a las piscinas, aire acondicionado, yacuzzis en las suites, y claro está…el salvador frigo bar

El Resort inauguró en 2011 su propio pozo termal. Napas que alimentan seis (6) templadas piscinas más una del tipo in-out donde vi los mejores atardeceres de Salto.

El agua templada no sólo inunda las piscinas, sino también las duchas de cada habitación y el placer termal nos acompaña entonces desde la recreación y el relax de la pile hasta el dormitorio que necesitaremos sin dudas después de todas las actividades que el sitio nos convida.

La organización lo planeó todo, cabalgatas, paseos en bicicleta, jornadas de golf, aventura en Land Rover, canoas, clases de baile, aquagym, sala de Play Station, juegos de mesa y los etcéteras me llevarían media nota, hasta un micro cine!

Como es de esperar con tanta actividad, uno pretenderá dedicar especial atención a las comidas. Pues bien, la gastronomía aquí es de alto nivel internacional, y no es un cliché de venta…es una descripción. Pero para los detalles hay tiempo, y los tentaré en una próxima nota.

En la 101, de a poco empiezo a ver con más claridad. Siete y tres minutos. Inti tironea de mis sabanas, delicado más sin dilaciones no deja de entrar. Como dijeran en la recepción, mi habitación daba al alba. Desayuno noruego. Pan con cereales apenas tostado, salmón ahumado, queso y huevos de variada cocción. Infaltable mi café con algún que otro refill. Y ahora si…con el ánimo de un vikingo me voy a caminar por uno de los brazos del Arapey, cámara en mano.

Uno puede pasar de actividad en actividad sin darse cuenta, ir en bicicleta hasta el poblado, cabalgar por el rio, o simplemente estar al sol (o bajo las nubes) en el wet bar de una de las piscinas charlando con bebedores casuales que sin duda tendrán alguna historia que compartir, como yo comparto la mía con vosotros y como he compartido algunas con ellos.

Es que Altos del Arapey es mucho más que un buen plan, es dejarse mimar y prepararse para dar las gracias muchas veces al día. Esta vez volví a Uruguay sólo, después de casi un año. Pero encontré mucho más de lo que dejé.

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