Por Ariel Iturbide
-“Hola, buenas tardes…¿se encuentra Anais? Me espera, soy Ariel”-
Después de estas palabras y desde el fondo de la boulangerie se acercan a mí la amabilidad del tono francés detrás de ojos claros y sonrisa parisina, aunque sin ser de Paris. Más tarde Anais misma contaría que es del sur de Francia.
-¿Qué significa Cocu?...se pronuncia así con acento en la U? – y la verdad que ella lo pronuncia tan lindo.
Hay una leyenda francesa que dice que todos los panaderos son cornudos ( cocu en frances), si…cornudos. ¿Por qué? Pues porque trabajan mucho y descuidan a sus mujeres. Marcel Pagnol lo describe muy bien en su película “La mujer del panadero”, en donde el panadero solo y triste por el abandono de su mujer deja de hacer pan…entonces el pueblo entero sale en búsqueda de la despechada señora. Se dice que el panadero le pone tanto amor y pasión a sus panes que su mujer, cansada de estar sola se va con otro dando un portazo! Los portazos resonaban en los pueblos, donde una a una las mujeres de panaderos se iban con otros.
En rigor de esos portazos, los mostradores de Cocu Boulangerie están hechos con hermosas puertas antiguas, coloridas y desgastadas…como se desgasta el amor de quien no tiene correspondencia, como se consume el cuerpo de quien no es amado apasionadamente.
Je t´aime a la folie!...te amo con locura.
Es el alma mater de Cocu Boulangerie…y así rezan distintos carteles por todo el salón.
Al entrar tarareo una canción de Edith Piaf que sonaba de fondo y suerte la mía…canción que cantaba mi vieja, a viva voz mientras trabajaba en casa. Y yo ya me sentía en casa, y esa es la experiencia que Anais Gasset y Morgan Chauvel quieren transmitir…”-no queremos que el lugar sea pipi cucu”- dijo Anais, sino que te sientas cómodo y transmitir ese relax que va muy bien para disfrutar de un momento de boulangerie.
Absolutamente todo lo que uno puede comer ahí es de recetas 100% francesa pero con materia prima local e híper seleccionada. Todo se elige para una excelencia gastronómica y no en función de la promo de turno que pudieran conseguir con los proveedores.
Anais me explicaba con la pasión del panadero abandonado, como la calidad de sus productos es el centro de sus preocupaciones. Y en el centro también está el horno de la cuadra, a la vista de los clientes, comensales y curiosos de la gastronomía.
A mi mesa me llegan, de la mano de Anais un pan de chocolate, pan de tomates, y un postre que lo llamaron el Paris-Brest, en clara alusión a la famosa competencia ciclística…y si claro, es redondo con forma de rueda de bici. EL sabor…no se puede creer. Ni lo voy a describir, no tengo el expertise para hacerlo pero aconsejo, pido, los empujo enfáticamente a que lo prueben.
Eclaires de chocolates o caramelo, tartas de limón y merengue o de almendras y peras, tatins, de arándanos, Saint-Honore, panes saborizados y cafés, más largos etcéteras son algunas de las cosas que se ofrecen a mano alzada y en tiza en el gran pizarrón que cubre la pared detrás del mostrador de entrada.
El café…tema aparte. La diferencia entre un café hecho por un barista y uno tirado por un inexperto es abismal, bueno…este que disfruto es claramente de barista. Impecable.
A punto de terminar el café una cara famosa se acerca. Me pregunto de donde lo conozco, quizá sea actor, quizá de alguna revista…de cara familiar aunque algo cansada. No sé. Lo dejo pasar y se presenta…-holá soy Morgán-… (así, acentuando la última vocal) claro! Es el francés que sabe ir a Cocineros Argentinos…y la cara cansada es porque reciencito nomás empieza a ser papá de Bruno, a quien no le van a faltar baguettes debajo del brazo.
Socio de Anais, comparte el mismo amor por lo que ellos buscan de Cocu, que sea la mejor panadería francesa de Buenos Aires.
Enjoy pues en Malabia 1510, lunes a viernes de 9 hs. a 20 hs. y weekends + feriados de 10 hs. a 20 hs.
La amabilidad del ambiente y la música en francés me recordaron mucho mi viaje a Francia. Salí con ganas de aprender su idioma y además de repetir su lema panaderil…JE T´AIME A LA FOLIE!, te amo con locura.
