Ubicado a 1300 km de Belém -la capital del estado amazónico de Pará-, es un destino tan sencillo como exuberante, punto de partida de un litoral de 100 km de playas mansas que no son de mar, sino que están bañadas por los ríos Tapajós y Arapiuns, con el verdor selvático como marco.
Cualquiera que llegue sin saberlo a Alter do Chão podría pensar que está en algún pueblo de pescadores del litoral brasileño, debido a la calidez de sus aguas, la arena fina, el sol omnipresente y el ambiente despojado. Sin embargo, se trata de un paraje costero en el corazón de la Amazonía brasileña.
Con sólo 6000 habitantes, el pueblo de Alter do Chão es la base para quienes quieran explorar las riberas de los ríos Tapajós y Arapiuns, con excursiones que permiten introducirse en los misterios de la selva. La arena blanca que resalta en la ribera fluvial durante la estación seca - conocida como Verano Amazónico - forma un conjunto de playas paradisíacas.
Situada justo enfrente del pueblo, la playa Ilha do Amor (en realidad una península a la que todos llaman isla) es el destino turístico icónico y más céntrico, con la mejor infraestructura y dos caras: hacia un lado, posee vista al Lago Verde, con aguas claras y temperatura adecuada para un delicioso baño refrescante en medio del calor de Pará. Hacia el otro lado, se encuentra el Río Tapajós, más tranquilo y con la mejor vista a la puesta de sol.
Los días en Alter do Chão son perfectos para paseos por playas, ríos, lagos, bosques, comunidades ribereñas, arroyos, bosques y canales que son la síntesis de la belleza amazónica. Para desplazarse, lo ideal es invertir en alguna de las excursiones en barco que se ofrecen en el pueblo, si bien algunas playas son accesibles a pie, en kayak o en auto. Otras están casi desiertas, como es el caso de Ponta do Cururu y Ponta do Muretá. Por su parte, el Canal do Jari y la Floresta Encantada también son paseos hermosos para hacer en el día.
Al lado de la Ilha do Amor, hay una pequeña costanera donde las lanchas-taxi de la Asociación de Turismo Fluvial de Alter do Chão (Atufa) ofrecen excursiones de un día a los principales puntos de los alrededores. Uno de los paseos más hermosos son los cruceros de hasta seis noches para grupos pequeños (hasta 22 personas) con paradas en playas desiertas, caminatas en parajes inaccesibles por vía terrestre, avistamiento de fauna, recolección de frutas y picnics al lado de algún río.
Alter do Chão también es el único lugar de la Amazonia donde confluyen las llamadas "tres aguas": el río Tapajós, las aguas negras del Arapiuns y las del río Amazonas. Entre agosto y febrero, las aguas del río retroceden, revelando hermosas franjas de arena clara y aguas translúcidas.
Un dato llamativo es que, a pesar de ser un lugar remoto, Alter do Chão cuenta con una población de trabajadores digitales que se instalaron en la zona durante los días que siguieron a la pandemia. Los nuevos habitantes han sido decisivos para estimular la vida cultural con festivales de música y cine.
¿Cómo llegar? Alter do Chão se encuentra al oeste del estado de Pará, al norte de Brasil. Distante 1300 km de la capital -Belém-, la mejor ruta para acceder es la aérea. El aeropuerto de Santarém recibe vuelos regulares desde varios destinos de Brasil y está a sólo 34 km de Alter do Chão. Desde allí, basta con tomar un taxi, un transfer o un micro hasta el pueblo de Alter do Chão.
Mejor época El mejor momento para visitar Alter do Chão es el período conocido como "verano amazónico", especialmente entre los meses de agosto y diciembre, cuando las lluvias cesan casi por completo, el nivel del río baja y surgen las playas en los ríos.
Comida amazónica La gastronomía regional es uno de los puntos altos de cualquier recorrido por la Amazonía. Los imperdibles incluyen al açaí (una crema helada energizante que se prepara con el fruto del mismo nombre), los peces de río como el pirarucú (que por su textura suele ser comparado con el bacalao), los helados de cupuaçú, bacuri, cajá, taperebá, açaí o castañas de Pará, y el tacacá (un caldo espesado con mandioca y aromatizado con camarones secos), cuyo ingrediente clave es el jambú, una hoja parecida al berro, con propiedades anestésicas, que adormece ligeramente la lengua del comensal.