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“SI VA A BEBER, NO SE CASE”, RELATO DE UN VIAJE INESPERADO…

Por Marcella Bisetto (*) (Especial para Turismocero)

“Tailandia: quizás sea el país del Sudeste Asiático mejor preparado para recibir el turismo desde todo el planeta, pero los turistas también tienen que hacer su parte, por supuesto, y el mínimo es informarse sobre las costumbres del lugar que van a visitar, ¿verdad?”

"Cuando decidí viajar para Tailandia, me quedé encantada con las fotos que descubrí por Internet. Me pareció el lugar perfecto para unas vacaciones románticas y mi marido estuvo de acuerdo jajaja!. Hace poco tiempo, los enamorados festejamos nuestro día de San Valentín y sin saberlo, cuando fuimos a tan excéntrico y maravilloso destino, descubrimos que allí, la celebración del santo del amor, es una cuestión esencial en el distintivo del país. Nuestro viaje no fue en febrero, es importante aclararlo."

"Tailandia ofrece abundantes posibilidades para una boda inolvidable, luna de miel o celebración en pareja. La enorme multiplicidad que ofrece el país, permite sospechar que allí existen territorios idílicos en cada uno de sus rincones; los hoteles más exclusivos del mundo y los resorts más disimulados, florecientes tanto por sus diseños más modernos como por otras particularidades más enraizados y, todo ello, sin olvidar la inmejorable hospitalidad del pueblo tailandés."

"En Tailandia, los novios pueden contraer nupcias, a pura adrenalina en las alturas o buceando en las profundidades de un mar azul, tranquilo y transparente, con un nutrido público conformado por peces de todo tipo de colores. Las formas para prometer amor eterno no tienen límite y algunas son desopilantes. En el Reino, el día de San Valentín es celebrado por cientos de parejas que acuden de todo el mundo con la finalidad de celebrar su boda."

"Mi marido y yo hicimos  las maletas y partimos para nuestro destino, aunque lejos de la famosa fecha de los enamorados. Fueron días inolvidables que quedaron grabados en nuestra memoria. Tailandia es un país maravilloso, aunque el destino nos tenía reservada algunas sorpresas..."

"Cierto día, estábamos caminando por la calle, y de repente empezamos a oír música estridente, por medio de altavoces. Todos los tailandeses se detuvieron por unos momentos… hasta que la   música llegó a su fin, y cada habitante volvió a lo suyo como si no hubiera pasado nada..."

"Más tarde descubrimos que la música en cuestión era nada más y nada menos que el himno nacional tailandés, que suena dos veces cada por día. Este se reproduce en todos los lugares, por medio de altavoces y, automáticamente, todos los tailandeses se ponen en pie para cantarlo. Lección aprendida."

"Ir a Tailandia y no visitar a sus templos es impensable... Existen más de 4.000 templos dispersos por todo el país. Inmediatamente, aparece en escena la primera confusión entre alguien que vive en occidente y las costumbres de oriente. El sentido de lo sagrado es completamente diferente."

"Así es, que una vez más, mi marido y yo tuvimos que pagar el precio de no haber preparado el viaje como corresponde, más sí el país a visitar corresponde al sudoeste Asiático, que tiene sus bellezas y también otros pormenores que es necesario saber de antemano, para evitar zozobras o momentos de incertidumbre, como se nos presentaron."

"El clima se presentaba muy caluroso, entonces, mi marido y yo estábamos con pantalones cortos. No pudimos entrar en el templo. Y no solo eso, además tuvimos que concurrir al mercado a comprar ropas adecuadas y entonces entrar en El Gran Palacio, una de las atracciones turísticas más importantes del país. Y con ropa nueva, jajaja! Allí también aprendimos que no se puede entrar con zapatos ni otro calzado dentro del templo (se dejan en la entrada junto a los demás)."

"A pesar del incidente inicial, aprovechamos muchísimo la visita al templo, pero la peor parte estaba por venir, reservada para el final... Nos perdimos del contingente de turistas, nuestro grupo había avanzado y nosotros no teníamos ni la más remota idea cómo encontrar la salida, el miedo invadió nuestras mentes al tiempo que observábamos a unos monjes qué en actitud contemplativa caminaban por allí. Me acerqué a uno de ellos, y tocándole suavemente su brazo, intenté preguntarle dónde era el pórtico de salida, pero él no me contestó, ni me miró… ¡ni se inmutó! Descubrimos más tarde que los monjes no pueden ser tocados, ni recibir nada en forma directa de la mano de una mujer. ¡oh sorpresa!"

"Después del incidente, decidimos regresar al Hotel e investigar más sobre otras costumbres, pues aun no estábamos curados de asombro. Fue cuando descubrí que, como la gastronomía es muy importante en su cultura, en vez de preguntar “¿Cómo estás?”, los tailandeses preguntan “¿Has comido ya?”. Eso me recordó  las abuelas de mi país."

"También me enteré cómo se saludan los tailandeses: juntando las manos como si estuvieran rezando, mientras agachan levemente la cabeza, y nunca con un apretón de manos o un beso como hacemos en occidente."

"El hecho es que ese viaje, más que un viaje romántico, fue un viaje de aventuras y me hizo recordar a la película ambientada en Bangkok: “Resacón2” (Ahora en Tailandia), traducida: “Si va a beber, no se case”, en mi caso: Si va a viajar, antes lea sobre su destino... jajaja

(*) Marcella Bisetto es brasileña, paulista, abogada, escritora, periodista, mamabloguera, Instagramers, una_mama_de_brasil, y sobre todo una “Mamá a los 43”.- Ha escrito y publicado numerosos artículos de su condición de madre en Brasil, Portugal, España y Miami. En febrero de 2019 publicó su primer libro en formato digital, que se encuentra a la venta en Amazon.com “Diario da Mami” Actualmente es colaboradora de Turismocero.

 

 

 

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