Hace tiempo vemos proliferar cada vez más lo que se conoce como rutas gastronómicas. Una iniciativa turística que crece y que de proliferar tendrá un montón de beneficios para la industria.
En pocos lugares del mundo esta combinación de oferta turística esta disponible como en Argentina, en variedad y en calidad. Nuestro país cuenta con una amplia variedad de opciones y regiones que permiten el desarrollo de esta industria que genera tantos puestos de trabajo calificado. A lo largo y ancho del país y de a poco surgen cada vez más propuestas destinadas a atraer una importante y creciente demanda.
Una de las pioneras en este rubro fue la ruta del tequila en México donde una suma de empresas involucradas se unieron para desarrollar el turismo en la región donde se cultiva la planta con la que se elabora dicha bebida, los resultados fueron descollantes. Trayendo trabajo y cierto progreso para todos.
En Argentina si bien existen varias, en general se trata de emprendimientos surgidos desde el estamento privado y con mucho esfuerzo por parte de los integrantes de la misma.
Entre las más conocidas están las rutas del vino en Mendoza, y claro esta son las más desarrolladas. En general hay rutas del vino en varias provincias argentinas. Desde Neuquén hasta Salta, pero ninguna con tanto desarrollo como la mendocina. Ejemplos como La Ruta del Queso en Suipacha, la del Salame en Tandil, la de la yerba mate o del té en Corrientes, las del aceite de oliva en La Rioja o Catamarca son incipientes casos que pueden empezar a dar sus frutos en breve.
En general este tipo de iniciativas son fruto de un arduo trabajo en conjunto que beneficia mucho a los participantes y la región de influencia, creando un circuito turístico alrededor de las instalaciones de una industria determinada. Los beneficios están claros y son muchos, turismo, visitantes, ventas y sobre todo con el tiempo un boca a boca que derrama más y más visitantes si la propuesta es buena.
Las existentes aún requieren mayor desarrollo e impulso. Si bien son iniciativas loables y sumamente provechosas, tienen mucho para dar.
Sería interesante una ley o proyecto para potenciar estas rutas con el objetivo de sumar valor agregado a las economías regionales de las que tanto se habla.
Uno de los mejores casos es el de Cafayate en Salta, donde a través de la creación del excelente Museo de la Vid y el Vino, se logró aumentar la estadía per cápita de cada turista. El creciente desarrollo de rutas turísticas gastronómicas demuestra como la idea prendió en un tipo de publico deseoso de experiencias originales.
Por Lic. Leandro Peres Lerea
@pereslerea