“Ninna” es una canción de cuna italiana, y “di Farina” quiere decir de harina, estos son los dos preceptos que iniciaron este bar restó, el sueño de tres amigos que creció apostando a la conexión entre la calidez de la infancia y el componente por excelencia de la gastronomía italiana: la harina.
Alejandra Patricelli, una de las responsables de este proyecto, que se ubica en el mismo escenario del histórico “Batatas y Poemas”, compartió con nosotros la esencia creciente de este nuevo bar boutique que atrapa al público rosarino.
“Cuando nos encontramos con la casona remodelada y el estilo tan marcado del lugar supimos que iba a tener personalidad propia”.
Ninna está abierto todo el día y tiene opciones pensadas para cada momento. Desayunos de campo, bien argentos, menú ejecutivo para el mediodía, una merienda bien power con mucha variedad de pastelería y cafetería, y una carta exquisita para la cena.
Además de la excelente ubicación, con patio para fumadores incluido, ofrece un ambiente tranquilo, con aroma a hogar, para ir con familia o amigos, donde se puede charlar y desconectarse del bullicio. “Es de esos lugares que cuando entrás te querés quedar y cuando estás no te querés ir” aseguró Alejandra.
Con una deco armoniosa y digna de visitar, esta boutique de sabores quiere imponer su propia identidad. La fusión es el fuerte: “en Ninna tenés la sandwichería y la cerveza tirada, pero también te encontrás con pasta italiana y un buen vino”.
El momento más elegido en Ninna di Farina es la merienda. La tentación se instala ni bien se atraviesa la puerta, cuando la gente se encuentra con el mostrador lleno de tortas y delicias a su disposición. A esto se suman los populares milkshakes y otras alternativas modernas acordes a la temporada.
Para la primavera se preparan para recibirte con platos frescos, sandwichería saludable, variedades integrales, sumado a los clásicos, nuevos licuados y aguas saborizadas.
Siempre fiel a su estilo tradicional-chic Ninna se reinventa al gusto de sus comensales, destacándose por sus precios accesibles, e invitando al rosarino a volver a las raíces o convertirse en un amante más de la comida italiana.