La actividad apícola ofrece una amplia gama de productos derivados que incluyen cosméticos, cerámicos y objetos de alfarería. Además, el territorio genera propuestas diversas como la posibilidad de ser apicultor por un día.
Del 14 al 20 de mayo se realizará en el país la “Semana de la Miel” con el objetivo de promocionar y alentar el consumo de este alimento natural. Tres apicultores de Azul, Escobar y Chascomús nos acercan un recorrido por el mundo de las abejas y su deliciosa producción.
Miel de las praderas azuleñas
José Muñiz se dedica a la apicultura desde hace 45 años pero en las últimas dos décadas el proyecto se convirtió en la empresa familiar con la incorporación de su hijo y, más tarde, de su hija a la actividad.
Desde Azul, en el centro de la provincia de Buenos Aires, “Miel del Parque” se dedica a fraccionar miel multifloral y libre de agroquímicos. “La ubicación de las colmenas es clave, por eso elegimos campos localizados lejos de las áreas sembradas” explicó.
La excelente calidad de su miel le permitió a José participar en diferentes ferias gastronómicas y productivas que fueron para él una gran experiencia.
La “Miel del Parque” se comercializa en presentaciones de 1 kilo, de 500 y 400 gramos, y de 450 gramos en su variedad cremosa. También ofrecen porciones individuales de 25 y 40 gramos. Además, proyectan especializarse en la elaboración y venta de hidromiel.
Muñiz encontró en la actividad turística una nueva veta de la apicultura y es quien coordina las visitas guiadas que se realizan durante el verano, mientras se desarrolla la temporada de cosecha.
Según este experto, las recorridas son importantes para “descubrir que la miel no nace en un frasco e involucrar a los consumidores en el proceso productivo”.
Cerveza e hidromiel
“El proyecto comenzó en 2013 cuando compré treinta y cinco colmenas como parte del grupo Cambio Rural, desde donde aprendimos a producir miel como propone el INTA, de manera sana y libre de antibióticos”, relató Hernán Barri, ingeniero agrónomo de Chascomús.
Un año después, decidió transformar ese producto natural en hidromiel, la primera bebida alcohólica de la humanidad, y en 2016 creó “Ceiba” – IG: @ceiba_cerveza, una cerveza artesanal que tiene a la miel entre sus ingredientes.
“En Chascomús y en toda la cuenca del Salado la ganadería es la actividad principal, lo que la convierte en un territorio ideal para la apicultura ya que no es tan frecuente el uso de agroquímicos. Los campos ofrecen pastizales naturales que son la base de sustentación para la elaboración de mieles altamente calificadas”, detalló el especialista.
Por esas cualidades únicas, tanto la cerveza como la hidromiel obtuvieron el primer puesto durante una jornada nacional de bebidas fermentadas a base de miel.
Los productos se comercializan en el Paseo de Emprendedores, ubicado en Costanera y presidente Perón, ciudad de Chascomús.
Con la impronta del Delta
La cooperativa apícola “Amuyen” -@amuyenmiel (FB)-, del partido de Escobar está abocada a la venta de miel líquida, cremosa y también del polen.
“Las colmenas están emplazadas en la zona de los humedales del Río Luján destacada por ser un área libre de productos químicos, característica que da como resultado la miel agroecológica apreciada por nuestros clientes”, afirmó Miguel Angel Dóvico, integrante de esa entidad.
“Amuyen”, significa en lengua mapuche “emprendamos el camino todos juntos" y eso es lo que hicieron un grupo de apicultores de esta región bonaerense en 2004.
Además de la miel fraccionada, que se comercializa en el mercado interno, la cooperativa realiza charlas, degustaciones y también propone a los turistas la experiencia de extraer el producto de los panales para vivenciar lo que se siente al ser apicultor por un día.
Las mieles bonaerenses presentan las propiedades únicas de los ambientes naturales y también el compromiso de los apicultores con la producción de un alimento saludable y el desarrollo de prácticas sustentables.