Los préstamos son una herramienta increíblemente versátil para cumplir muchas metas a lo largo de nuestras vidas. Sin ellos, alcanzar dichas metas en un período razonable de tiempo únicamente pagando con tarjeta de crédito, se volvería una fuente de estrés e innumerables noches sin dormir. Como todas las decisiones financieras, por supuesto, deberás considerar cuidadosamente tu situación y determinar si esto es lo más inteligente para ti. Sin embargo, rápidamente hallarás que en muchas ocasiones lo ideal definitivamente será pedir un préstamo. Por suerte, hoy en día la mayoría de bancos y otras entidades financieras, te ofrecen excelentes opciones de préstamos, que puedes comparar desde sitios como portalcreditos.es. En este artículo, hemos elaborado especialmente para ti una lista de las situaciones más comunes en las que pedir un préstamo suele ser lo más acertado.
Compra de inmuebles
Enfrentémoslo: La mayoría de nosotros no tenemos disponible la cantidad necesaria para adquirir un inmueble de buenas a primeras y, lo más probable es que incluso ahorrando por varios meses nos hallemos lejos de tener el dinero suficiente. Pero, al mismo tiempo, es difícil negar que una buena vivienda es una necesidad para una vida feliz. Así, se marcan dos aspectos claves de los requisitos generales a la hora de pedir un préstamo: Es algo necesario y no disponemos del dinero suficiente para adquirirlo. Por lo tanto, a la hora de comprar tu casa o apartamento soñado, un préstamo podría ser la mejor opción.
Gastos grandes imprevistos
En esta categoría entrarán únicamente gastos grandes que no podremos cubrir fácilmente a través de métodos convencionales como nuestra tarjeta de débito. Es importante destacar que estos gastos han de ser grandes y justificables, como por ejemplo el pago de servicios médicos, reparaciones a tu vehículo o renovaciones a tu hogar. Recuerda que para los gastos pequeños habrá métodos alternativos, como las tarjetas de crédito. Sin embargo, si consideras que un gasto imprevisto es lo suficientemente grande y es además un gasto necesario, tal vez un préstamo sea ideal para ti.
Financiar una boda
Porque no es un asunto de todos los días ni mucho menos, las bodas usualmente ameritarán de un trato especial en todo el sentido de la palabra, incluyendo el ámbito financiero. Organizar una boda implica cantidades enormes de tiempo, fuerza de voluntad, capacidad de lidiar con circunstancias adversas y sí, mucho dinero. Entre el alquiler del lugar, el catering y demás aspectos logísticos y de vestuario, una boda es más que suficiente para drenar por completo el bolsillo de cualquiera. Por ello, si estás planeando casarte, lo mejor que podrías hacer es al menos considerar la posibilidad de hacer una visita rápida a tu banco y preguntar por las opciones que te ofrecen para un préstamo que ayude a aligerar las preocupaciones financieras de tus nupcias.
Empezar un negocio
Todos los que lo han hecho lo saben más que bien: Iniciar desde cero un negocio requiere de mucho dinero. Por ello, todos los fundadores necesitan de inversionistas que lo apoyen a cubrir gastos, a mantener a flote el negocio y, si todo marcha bien, hacerlo crecer. Pero en ocasiones, un grupo de inversionistas no será suficiente, y deberás considerar la posibilidad de pedir un préstamo que alivie las necesidades de tu compañía o emprendimiento. Dependiendo de tu caso particular y de cuánto dinero necesites, podrías aplicar tanto a un préstamo personal como a un préstamo comercial.
Refinanciar deudas
Las tarjetas de crédito son una de las herramientas más convenientes en nuestros gastos diarios y, por la misma razón, pueden convertirse en grandes dolores de cabeza si permitimos que los gastos que hagamos con ellas se nos salgan de las manos. La razón principal del riesgo de las tarjetas de crédito es su tasa de interés, que hace que pagarlas se convierta en una odisea titánica si olvidamos ocuparnos de ellas tras un par de meses de descuido. Afortunadamente para nosotros, aquí es donde los préstamos llegan para salvar el día. La tasa de interés de los préstamos en general suele ser más baja que la de las tarjetas de crédito, y si la deuda que tenemos proviene de múltiples fuentes, concentrarnos en pagar un solo préstamo será mucho más manejable que intentar pagar cada una de las deudas individuales que podamos tener. Así, si por mala suerte (o por malas decisiones financieras) has caído en la desagradable situación de tener varias deudas que poco a poco se continúan acumulando, considera pedir un préstamo para empezar a poner orden en ese agujero negro de números rojos.
Como puedes ver, los préstamos pueden ayudar a mantenerte a flote más de una vez si aprendes a identificar las situaciones más comunes donde éstos son apropiados. Así que no tengas miedo de acudir a esta útil herramienta financiera, ya que, en algunas ocasiones, ¡Podría ser justo lo que necesitas!