Ciertamente hemos vivido una CUARETERNA, provocando un efecto domino con consecuencias tales como la PYMEDEMIA, que pone en jaque a la recuperación de nuestra industria, especialmente desafiando a la variada oferta concentrada en los grandes centros urbanos.
- “Nada puede malir sal” (dice mi hijo) y, como líderes del sector, a veces bien podemos sentirnos como un malabarista que, mientras camina sobre la cuerda floja, va ingresando a un laberinto.
Una vez aceptada esta nueva ANORMALIDAD, podemos afrontarlo como una lenta agonía o bien HACER todo aquello que, apalancado por la INNOVACIÓN (clave), nos permita elevar las probabilidades de una pronta recuperación.
En semejante tsunami de incertidumbre, la única certeza es que si no ACCIONAMOS hacia adelante jamás saldremos de donde estamos. Para situaciones sin precedentes necesitamos considerar ALTERNATIVAS RADICALMENTE DIFERENTES y preferentemente DISRUPTIVAS.
¿Cuáles?, ¿Cuántas? Todas las que nuestro ingenio, astucia y creatividad nos lo permitan. Teniendo presente que “La gota de agua perfora la roca, no por la fuerza, sino por su constancia.”
Particularmente ubico al futuro de la hospitalidad como:
* Laboratorios de emociones que gestionen experiencias para enriquecer y deleitar tanto al cuerpo como a la mente y el alma del individuo, llegando a través de todos sus sentidos.
* Experiencias “de autor” diseñadas por verdaderos anfitriones artesanales.
* Desde la mejor sinergia posible entre el equilibrio de lo tecnológico y lo humano.
* Una búsqueda constante de la capacidad para inmortalizar lo efímero.
* Un servicio resiliente, enemigo de lo estandarizado, en constante evolución y aprendizaje.
Siempre me fascinó la idea de la película “El efecto mariposa” donde, cada vez que el protagonista cambia algo del pasado (aunque sea mínimo), modifica consecuentemente su futuro. ¿Qué estás haciendo hoy distinto para cambiar las perspectivas del futuro de tu negocio o profesión?
Yo ELIJO creer que estamos frente a la posibilidad de reformular y reinventar nuestra industria y, como en toda profecía autocumplida, acciono en función de aventurarme en búsqueda de ese resultado.