Tendencias en un mercado que cambia y estrategias para hacer frente a los productos industriales con frescas novedades de temporada.
En la Argentina, el rubro de las confiterías se fue amoldando a las características y los requerimientos de los consumidores actuales para permanecer. Aunque lo que más se produce son los clásicos de la pastelería como las facturas, la pasta frola, el rogel o la tarta de manzana, también se llenó el mercado de tortas en porciones individuales, cookies, cupcakes, popcakes y otras novedades que se sumaron a las propuestas tradicionales.
Una ola de consumidores vuelve a apreciar la calidad de lo artesanal y los productos no alterados con químicos ni conservantes además de la producción familiar. En esto se destaca la verdadera Pastelería Artesanal Argentina, que utiliza materias primas naturales y fórmulas tradicionales. No industrializa ni fabrica en serie sus productos, mantiene buenas prácticas de manufactura, una correcta higiene y manipulación de alimentos y brinda atención personalizada a sus clientes, asesorándolos en cuanto a las características y bondades de sus productos reconociendo los beneficios que tiene para la salud el consumo de ingredientes naturales.
Del otro lado, productos industriales ganan protagonismo para compras cotidianas, que no aportan nutrientes a la dieta, pero tienen la ventaja del precio más bajo. La gran oferta de productos artificiales y no nutritivos que se encuentran en el mercado de consumo masivo con infinitas marcas afecta sin dudas el rubro artesanal, aunque estos tratan con todos sus medios de seguir adelante defendiendo la calidad e incorporando las nuevas tendencias para permanecer y continuar la lucha contra las amenazantes industrias.
Con el objetivo de difundir la producción artesanal, la Cámara de Confiterías creó la marca Pastelería Artesanal, la cual se encuentra en muchas confiterías de la Ciudad de Buenos Aires y alrededores.