
El mes de junio de 2025 marcó un punto crítico para el turismo receptivo en Argentina. Con una caída del 21% en la llegada de visitantes extranjeros en comparación con junio de 2024, el país vuelve a enfrentar un escenario desafiante en materia de ingreso de divisas por turismo. Al mismo tiempo, el turismo emisivo continúa en expansión, lo que amplía la brecha entre lo que entra y lo que sale.
Caída sostenida en el receptivo
Según los datos oficiales, ingresaron 542.300 visitantes internacionales por los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque durante junio. Esta cifra no solo implica una baja interanual del 21%, sino que convierte a junio en el mes con menor volumen de arribos del año. En el acumulado del primer semestre, la caída alcanza el 23,9%, lo que enciende alertas en un sector que aún no logra recuperar los niveles prepandemia ni consolidar su recuperación tras la reapertura total de fronteras.
La disminución del receptivo impacta directamente en la generación de divisas. Durante el segundo trimestre de 2025, los visitantes extranjeros dejaron en el país 534,8 millones de dólares, una cifra considerable, pero claramente insuficiente si se la compara con los egresos por turismo.
Emisivo en alza y con mayor gasto
En contrapartida, el turismo emisivo sigue creciendo. Un total de 1,21 millones de argentinos viajaron al exterior en junio, lo que representa un aumento del 29% interanual. Este comportamiento confirma una tendencia sostenida desde comienzos del año, impulsada por la reapertura de destinos internacionales, promociones de aerolíneas, y una demanda contenida por parte del público local.
En los primeros seis meses del año, el turismo emisivo acumuló un crecimiento del 59,4%, mostrando un dinamismo constante, especialmente en los segmentos de viajes de placer, compras y visitas familiares.
Pero no solo aumentó el número de viajeros: también se incrementó el gasto. En el segundo trimestre, el turismo emisivo generó un egreso total de 1.401,2 millones de dólares, más del doble de lo ingresado por los visitantes extranjeros.
Un saldo negativo para la balanza turística
El resultado es un desequilibrio creciente en la balanza turística, que pone en evidencia los desafíos estructurales del sector. Si bien el movimiento internacional continúa siendo intenso, el perfil de Argentina como destino turístico parece haber perdido competitividad frente a otros países de la región.
Factores como la inestabilidad económica, la inflación en dólares y la percepción de inseguridad afectan las decisiones de los potenciales visitantes internacionales, mientras que los argentinos, motivados por la búsqueda de precios más estables o propuestas más accesibles en el exterior, siguen eligiendo salir del país.
Mirando hacia adelante
El segundo semestre será clave para revertir esta tendencia. La promoción internacional, la conectividad aérea, y los incentivos al ingreso de turistas serán determinantes para fortalecer el turismo receptivo. Sin una estrategia sólida y sostenida, Argentina corre el riesgo de consolidar un modelo en el que el turismo se convierte en un factor de egreso de divisas más que en una fuente de ingreso, justo en un momento en el que la economía nacional necesita cada dólar que pueda atraer.