Aquí estamos… nuestro amigos Susana y Gonzalo siguieron ¿subiendo?... y bajando, mesetas, valles, montañas, desiertos, mar, sal, sol, frio, calor, nuevamente montañas… como una verdadera botica de viaje nos van contando sus historias y sensaciones … y ahora con la novedad que el piloto también relata sus sensaciones… : No perdamos más tiempo. Vayamos al grano.
“El paso fronterizo fue a pura coca y poco oxigeno. Iquique nos dio los mejores anfitriones.
Un día de compras para completar los enseres para el viaje. Y ..A o mejor para el lector es IA como suena el saludo de los chilenos. ¡Ah! también le dedicamos un poco al cuerpo para que esté más dispuesto. Un poco de gym y descanso.
Y la mañana, ya mas calentita del día anterior, nos ve partir a la vera del mar, por un camino de cornisas.”
“Quién iba a imaginar que no les iba a poder contar mucho más… porque me la pase entrando en el sopor del que no me quiero permitir... ¡A la altura se le fue la mano! El desierto sigue siendo la vedette del camino.”
“¡Tacna nos recibe a puro sol! Una piscina de agua fresca para reavivar los sentidos.
Y las frutas más sabrosas… ¡nos deleitan el paladar! Un hotel de época, en pleno centro nos transporta a los años sesenta. Es el MD Hotel Tacna. La formal amabilidad de los peruanos vestidos de punta en blanco. Y la parsimonia del andino.”
“Una noche apacible nos da el descanso para continuar....”
“Temperamental se divisa la mañana de éste 16 de noviembre, Tacna nos despide con mucha actividad. Un tránsito hiperquinético que él piloto sabe esquivar con habilidad. 24 grados cantaba el capitán. ¡34 grados! Somos invisibles, para Moquegua, sumida en su profundo misterio, no se abre al turismo.”
“Casa Andina como un milagro nos recibe con un almuerzo, una encalada de ricas paltas con tomates y cebollas que realmente fue una delicia, con el sobresalto que dentro de la ensalada había un tal ¡Rocoto! que mi ignorancia desconocía, al que mordí con inocencia y creí morir del ¡picor! Ahhhh … A primera vista era un inofensivo ají. Para contrarrestar ese fuego, "frío y lluvia" Entre rayos y centellas nos recibió Puno.”
“Ya entrada la noche, cansados, muy cansados casi no hablábamos. Tanto que de la sopa quedó por la mitad. Nos sumimos en un sueño profundo... “
“Nos quedó corta la noche de Puno, deseosos de más descanso, pensamos en subirnos al tren con nuestra fiel Alemana. Perúrail nos dio la bienvenida y enseguida un ¡lo siento! está prohibido subir motos.”
“Fue así como subidos a los bríos de Ella, que perdonó la humana tentación, nos fue sacando de la locura mañanera de la ciudad despierta. La coca y la bocina la tienen subida a la cabeza.
¿Cómo fue la ruta de Puno a Cusco? ¿No me acuerdo?! ¿Me dormí?....¿O no hubo nada diferente?”
“Fue Juliaca y su comercio subidos a sus motocar que como diablillos se escurrían entre los transeúntes y combis, medio de locomoción de de esa mañana de sábado el día más activo de la semana. Si, el desierto siguió tomando protagonismo, la temperatura fue aumentando y los pueblos se sucedían uno tras otro, atravesados por el camino.”
“Abralarraya nos elevo a los 4335 metros sobre nivel del mar, el punto más alto entre Puno y Cuzco. Parada obligada, Mercado artesanal bordeando la cornisa al valle, inmortalizado de momentos guardados en celulares y cámaras, las cholitas y sus tiernas Alpacas posaban para nosotros por unos soles.”
“En el valle el enjambre de vías permite el cruce de las formaciones entre los dos puntos antes mencionados. Seguimos por la ruta el recorrido del tren que nunca se dejó ver.
Nada nos invitada a un almuerzo, mucho menos para un vegetariano, como lo es el piloto Gonzalo. La entrada a Cusco fue de locos, el tránsito no perdonaba nuestra ignorancia y mucho menos la fatiga.”
“Fue un taxista quien nos dio la bienvenida y concedió nuestro deseo de ser guiados. Hasta las Siete Ventanas, en el camino “astumante” (nos involucramos); nos bajamos de la aventura BM y nos subimos al auto quien nos llevo hasta la calle donde estaba el Hotel con el mismo nombre.”
“No eran siete las ventanas, muchas más que daban a un patio interno, que te invitada a levantar la mirada esperando ver el cielo, pero un techo transparente rompía toda la magia.
"Piso cuarto, por sobre el techo, cuarto 404. Confortable cama nos llamaba a la renovación.” . “Salimos ya por una merienda, un sándwich y un café, quizás."
"Todo en Perú es abundante, excepto que comas en algún carrito en la calle. (Lo cual no nos inspira confianza). Para nosotros fue merienda y cena."
"Ultimando detalles para el gran Machu Picchu nos encontró la noche..."