El turismo deportivo encuentra en La Paz, Entre Ríos, un lugar con los escenarios pesqueros más generosos del litoral.
Un enorme delta plagado de veriles y desplayados, juntas de corrientes y grandes pozones alberga la multiplicidad íctica de la zona, y allí, las 14.000 hectáreas de la Reserva Provincial Curuzú Chalí y otras islas menores hacen al deleite del pescador, concentran una gran variedad de especies y tamaños.
Bordeada por el magnífico río Paraná, La Paz ostenta con orgullo ribereño inmensas masas de vegetación acuática, compuestas por camalotes y entramados de frondosas plantas, todo lo cual propicia un ambiente donde disfrutar del paisaje y la pesca con absoluta placidez. Se pueden llevar a cabo todas las modalidades: de fondo, de flote, spinning, trolling, fly cast, y obtener excelentes ejemplares de dorado, surubí, tararira, armado, patí y más.
El dorado, declarado en 2007 “Pez turístico provincial”, comprende sobre su captura una exigente reglamentación. Por lo demás, se recomienda no salir sin guía, a fin de evitar inconvenientes con los numerosos bancos de arena ocultos.
Micro región Ruta del Dorado
La Paz junto a Santa Elena conforman la micro región Ruta del Dorado. Dispuestas con programas de captura y devolución de decenas de especies de peces de río como el dorado, el surubí y otros que integran la “variada”, ambas se hayan posicionadas entre los destinos entrerrianos más conocidos por los aficionados al deporte del pique.
El turista encontrará servicios de guías experimentados y equipados con lo necesario para la práctica de todos los estilos de pesca deportiva.
Pesca de dorado
La gran cantidad de accidentes que presenta el río en la zona de La Paz permite la existencia de lugares con abundante oxígeno y comida para este pez cazador. Así, mientras haya correderas, el dorado se mantiene muy activo durante todo el año. No obstante, es importante tener en cuenta que cuando hace mucho calor se logran más piques al amanecer y al atardecer.
El momento ideal para encontrar dorados surge tras la creciente, cuando aparece el “agua negra”, que en verdad es transparente, y que contrasta con la clásica agua marrón del río Paraná.