Desde la ciudad cordobesa de Mina Clavero, en plena Traslasierra, se accede a una experiencia única rumbo a Pampa de Achala, el sitio ideal para avistar al cóndor andino, emblema por excelencia de la fauna de toda Sudamérica.
Se trata de un ave que con sus alas extendidas puede superar los 3 metros de longitud, característica que la convierte en una de las más grandes del planeta. También resulta llamativa su longevidad, con potencial para vivir hasta los 70 años.
Desde una óptica simbólica, el cóndor es importante para algunos pueblos originarios, que lo consideran un animal sagrado y protector. Este concepto permea en el arte y la mitología de varias culturas.
Cómo llegar a Pampa de Achala
El camino que lleva a Pampa de Achala desde Mina Clavero abarca 60 kilómetros. Primero, se circula hacia el este por RP34 y luego por el Camino de Altas Cumbres, es decir, la senda que conecta el Valle de Traslasierra con la Ciudad de Córdoba. A fines orientativos, la capital se sitúa unos 105 km más hacia el este.
De por sí, Pampa de Achala presenta gran valor escénico. Es hogar de otras especies como la vicuña, el puma, el zorro colorado, la vizcacha de la sierra y la ranita de zarzal. Su atractivo se descubre mediante distintas rutas de senderismo que llevan a miradores con amplias vistas a las sierras.
Avistaje de cóndores
El plan de divisar los cóndores andinos en todo su esplendor puede realizarse libremente, aunque cuenta con una alternativa resuelta a modo de excursión. Este tour se lleva adelante a bordo de un vehículo 4x4, rumbo a la reserva natural privada Kuntur Huaca. Es un espacio que se halla a 1.899 metros sobre el nivel del mar.
Este es uno de los rincones óptimos del mapa cordobés para deslumbrarse con la imponente imagen que proyecta el cóndor. Se observan espécimenes adultos, de color negro y cuello blanco, y jóvenes de color marrón.
Se trata de una vivencia que promete sorpresa y emotividad, sobre todo, al percibir el sonido que produce el cuerpo de este animal en pleno vuelo rasante. Es un ruido similar al que surge del flujo de aire alrededor del fuselaje y las superficies de control de un avión.
Otro de los momentos imperdibles de la reserva ocurre cuando los cóndores extienden sus alas para secarlas al sol, ya que acumulan el agua de la humedad presente en el aire. Es una de las mejores oportunidades para verlos en toda su magnitud.
Más allá del cóndor
Si bien los cóndores son protagonistas de esta experiencia, comparten hábitat con otras aves que también se pueden avistar. Entre ellas se encuentran las remolineras chocolate, que emiten un canto melodioso y se observan saltando y corriendo por las rocas en búsqueda de alimentos.
Además, en torno a Kuntur Huaca se aprecian gauchos serranos, de plumaje marrón y carácter tranquilo. A su vez hay dormilonas grises, de coloración rojiza en la cabeza y comportamiento territorial y juguetón. Acompañan caranchos, águilas mora y jotes, que anticipan la llegada de los cóndores.
Tras el avistaje, se presenta la opción de participar de una caminata hasta un refugio de montaña, donde se ofrece un almuerzo bajo la sombra de árboles. La travesía sigue a pie a orillas del arroyo Toro Muerto, que cuenta con una vistosa cascada.
Como cierre, es posible visitar una mina de berilio que permanece abandonada entre un bonito paisaje en el que prevalecen árboles romerillos y coloridas portulacas en flor. Cabe señalar que el tour es de bajo riesgo y que se puede realizar en todo momento del año, siempre y cuando se registren buenas condiciones climáticas.