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MEJOR RAFTING ES RÍO ALUMINÉ

Le presentamos hoy una buena opción para los amantes de la aventura en vacaciones estivales: el rafting en el Río Aluminé, una acción estupenda; se trata de un río fantástico que cruza uno de los paisajes más bellos y menos explorados de la cordillera neuquina. Mucho antes de llegar a Aluminé, localidad neuquina pegada a la cordillera, el río que le presta su nombre serpentea por el paisaje que se extiende desde el bosque andino patagónico hasta la estepa.

Este impetuoso curso de agua de color verde jade nace en el lago Aluminé, que junto al Moquehue son los primeros espejos del conocido “Corredor de los Lagos”. El gran caudal del Aluminé ofrece en distintos tramos rápidos de grados II a IV, condición que le ha valido el privilegio de ser uno de los mejores ríos del país para practicar rafting y kayak. Es por esto que en él se organizan las principales competencias de estos deportes acuáticos.

La “bajada” del río se ha convertido en un bautismo para los que visitan el lugar. Las opciones que brinda dan para todos los gustos y tamaños, desde los más intrépidos hasta aquellos que buscan realizar una actividad de aventura en familia. Para vivir esta experiencia nos acercamos a Aluminé los primeros días del verano dispuestos a tomar el remo y divertirnos.

En ciertas ocasiones el bajo el nivel del río no permite practicar rafting en la parte más alta del Aluminé, donde se encuentran rápidos difíciles y que requieren mejor técnica. En cambio, el sector conocido como Abra Ancha, que se extiende entre los 6 y los 8 kilómetros, es navegable durante todo el año y posee un grado de dificultad II.

La playa que se encuentra a 8 kilómetros del pueblo. Los guías acondicionan las balsas y reparten chalecos salvavidas, cascos y remos. Con todo el equipo puesto, se reúnen en la orilla para la charla técnica. Luego de ejercitar algunas maniobras en ese sector, se comienza a navegar por el río, que es muy calmo en esta parte, lo cual lleva a los guías a fomentar una pequeña guerra entre balsas, después de la cual todos terminan mojados.

Al cabo de un rato, se internan las balsas en el cañadón Curva del Ciprés, que muestra hermosos paredones de roca de un lado y bosquecitos de cipreses de la otra orilla que cada tanto dejan claros para pequeñas playas de arena blanca. El río y su entorno no podían ser más atractivos y todos disfrutan del paseo, pero el relax termina pronto y comienza la aventura al llegar a los primeros rápidos.

Después llegan las partes más interesantes, como “la corredera” o “ el lavarropas”, en las que probamos nuestra destreza con el remo. Cerca del final, casi todos terminan en el agua y se dejan llevar por la corriente.

 

 

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