Llegás a Divisadero del Mar y te encontrás con un paisaje único. La gran casa donde funcionó la primera proveeduría y cafetería de la zona fue totalmente reciclada hace unos pocos años y ahora alberga un Parador de playa y el Restaurante Zur, de comida costeña. La idea fue mantener intacto el espíritu con que nació este paisaje protegido, para lograr el máximo equilibrio entre el entorno, el proyecto original, la funcionalidad de la edificación y el respeto por los elementos naturales y la historia rica del local edificado en los años 70.
Cuando subís la rampa rodeada de lavandas, que lleva hasta la imponente estructura de madera blanca donde hoy funciona el Club Divisadero del Mar, estás pisando el lugar donde todo comenzó. El exacto punto de la villa con más historia de todo Cariló. Hasta esa playa llegó el primer camino, que el visionario Héctor Guerrero abrió entre las dunas por donde hay corre la Avenida Constancia hasta el mar. En 1928, lo que hoy es Cariló era el potrero de la Estancia Dos Montes. Con una voluntad de hierro, Guerrero transportó millones de plantas y árboles durante más de una década, utilizando grandes carros tirados por caballos, para fijar los médanos y comenzar la forestación del terreno que tiempo después se cobijó el trazado de los lotes que dieron forma a Cariló.
Hoy, Divisadero Club de Mar es hablar de la propia fundación del "Médano Verde". Originalmente incluía lo que se denominó la Casa Grande de la familia Guerrero, las caballerizas, el galpón, la Vieja Proveeduría y la bajada a la playa donde se construyó, a principios de los ´70, el edificio principal del balneario como elemento distintivo de un entorno de médanos costeros, al que se incorporaron un solarium y un natatorio. Fue el arquitecto Berro Madero quien lideró el proyecto y construcción de la Confitería, destinada a recibir a los visitantes. La obra incluyó la remodelación de la antigua caballeriza, adaptada para ser la primera proveeduría del área, y la mencionada pileta, construida con el doble propósito de servir para la diversión y funcionar, por su ubicación estratégica, como reserva de agua para los bomberos, que en caso de incendio pueden llenar allí las autobombas.
El nombre Divisadero no fue una elección casual: es el lugar perfecto desde cuya altura se puede divisar, como en una instantánea, el encuentro del mar, la playa y los bosques que corren entre Villa Gesell y Pinamar.
La novedad resultó ser la propuesta del Restaurante Zur, que llegó para ofrecer una cocina que busca fucionar los sabores de mar y tierra, en un ambiente relajado que invita a vivir una experiencia gastronómica inolvidable todos los días del año, pero que en verano se transforma en una verdadera vivencia de glamour frente al mar.
También se renovó el espacio del Club de Mar, que para esta temporada 2024/2025 ofrece la belleza de sus extensas playas y la comodidad de gran cantidad de servicios con sus carpas y sombrillas, muchas actividades de recreación y wellness para toda la familia y el acceso a su exclusiva pileta, única de los cuatro paradores que tiene Cariló. Entre lo que se podrá encontrar en Divisadero Club de Mar están las clases de yoga y masajes durante toda la semana, pizza party pool, charlas de vida sana a cargo de importantes especialistas, degustaciones de vinos y quesos de alto nivel, todos los deportes para jugar en equipo y sus torneos, tardes de pintura en vivo en el ciclo Arte de Bosque y Mar con las artistas pinamarenses Patricia Brandalisio y Analía Fontana. Por la noche se organizan cenas temáticas y fiestas y al atardecer siempre se invita un Dj para que pase la mejor música.
La gran novedad es que este año abre el primer Chiringo de playa 100% sin Tacc en base a frutas y verduras de estación prensadas en frío con opciones veganas. Negra Bakere Botanic Patisserie inaugura esta segunda semana de enero al final de la pasarela que baja al mar.
Sin dudas, el sol y la playa son el gran protagonista del verano en la Costa. En este pequeño lugar del mundo que es Cariló la intención es que se pueda disfrutar de esa recarga de energía sin resignar la calidad y el nivel propios de un balneario con estándar internacional.