Al menos 100 personas resultaron heridas esta última semana dentro de un crucero de lujo que, navegando por el golfo de Vizcaya, se encontró con una tormenta feroz que obligó al capitán a realizar una maniobra brusca y detenerse unas 18 horas, en medio del mar embravecido. Pasajeros declararon que hubo despedidas, tripulación llorando y muebles “volando”.
El crucero Spirit of Discovery, con casi 1.000 pasajeros, se encontraba realizando un itinerario de navegación de 14 noches que había comenzado el 24 de octubre. El décimo día del viaje, ante el empeoramiento de las condiciones meteorológicas, se tomó la decisión de cancelar Las Palmas y dirigirse directamente a La Coruña para anticiparse a una tormenta que se avecinaba, según informaron desde la compañía Saga Cruises.
Sin embargo, durante el camino se les informó que el puerto de La Coruña había sido cerrado debido al mal tiempo, lo que los obligó a continuar hacia el norte y atravesar el golfo de Vizcaya de camino al Reino Unido, donde los barcos suelen encontrarse con mares notoriamente agitados. La empresa sostiene que el barco estaba adecuadamente preparado para las difíciles condiciones previstas, aunque los pasajeros indicaron que “no deberíamos haber estado allí, fuimos el único crucero que no buscó refugio".
Fue allí donde se activó el sistema de seguridad del barco, lo que provocó que virara repentinamente hacia la izquierda y se detuviera por completo. Un portavoz de la compañía dijo que la mayoría de las lesiones ocurrieron durante este movimiento repentino, aunque se mantuvo en posición hasta que mejoraron las condiciones meteorológicas, mientras olas gigantes sacudían a la embarcación.
La mayoría de las heridas fueron descritas como menores por la compañía de cruceros Saga, pero cinco personas fueron trasladadas al hospital cuando el barco atracó en Portsmouth el lunes. Un pasajero dijo que algunos de los que iban a bordo "temían por sus vidas". "La gente escribía mensajes de texto a sus seres queridos en caso de que nos hundiéramos", dijo el pasajero a BBC News.
“El tono de voz de nuestro capitán... Estaba físicamente asustado. Teníamos a la tripulación llorando. Teníamos muchos pasajeros en terribles estados de miedo. Y decir 'heridas menores' es un insulto a las horribles fracturas de huesos, pelvis, laceraciones, puntos, etc. que fueron causados a una clientela de pasajeros de avanzada edad”, agregó.
Jan Bendall, de 75 años, que estaba en el crucero con su marido, dijo que estaban en su camarote cuando el capitán habló por el sistema de altavoces y les indicó que "permanecieran sentados o se acostaran". Durante las próximas horas, "se aferraron a sus vidas". "Fue bastante aterrador", declaró. "No soy alguien que se asuste fácilmente, pero fue dramático".
El pasajero Alan Grisedale, que filmó el fenómeno marítimo, dijo que el oleaje derribó a su esposa y movió los muebles de su camarote. Otro pasajero le aseguró a la BBC que "las mesas volaban" y las olas "arrojaban a la gente por todo el lugar". La terrible experiencia obligó a convertir parte del comedor en "una zona médica improvisada" y se pidió a los pasajeros que permanecieran en sus camarotes durante el resto del sábado y todo el domingo.
"Estuvimos confinados en nuestros camarotes durante dos días, acostados en la cama, completamente vestidos y con chalecos salvavidas puestos”, relató a MailOnline un exmilitar y bombero llamado Reynolds, que definió a la experiencia como “a la altura de las más traumáticas de mi carrera”. “La gente gritaba por sus vidas, las cosas golpeaban y chocaban a nuestro alrededor y pensaban que iban a morir”.
Además, recordó que “toda la experiencia fue horrible. Las olas llegaban hasta las ventanas del quinto piso, la gente gritaba y muebles, platos y cristales volaban en todas direcciones”. “Sé que otros pasajeros escribieron notas en sus teléfonos a sus seres queridos porque no pensaban que fueran a salir de allí”, agregó.
Reynolds afirmó que muchos pasajeros habían resultado heridos antes de que se activara el sistema de seguridad automático del barco. También dijo que creía que el número real de heridos estaba más cerca de 150 que de 100. "Había 980 pasajeros a bordo y escuchamos que más de 150 personas resultaron heridas, eso es el 15 por ciento de los pasajeros, cuando la edad promedio era 76 años", apuntó.
"La gente se había roto la cadera, mi madre se cayó y afortunadamente estaba bien, pero la mantuvieron en la enfermería donde alguien tuvo que ser reanimado delante de ella. Estas no fueron heridas menores”, reclamó el hombre cuyo grupo familiar gastó 19.000 libras en el crucero, aproximadamente 8.171.000 pesos.
“Anteponen la recuperación del barco a la seguridad. Estaba siguiendo esta tormenta en mi teléfono dos días antes de que llegáramos, pensaron que podían adelantarse, pero quedamos atrapados en la tormenta con olas de 14 metros y vientos de 112 kilómetros por hora”, continuó y denunció que la empresa priorizó el retorno para no afectar el cronograma de otros cruceros.
El descargo de la empresa
Saga informó: “El Spirit of Discovery quedó tristemente atrapado en las difíciles condiciones climáticas de este fin de semana, cuando iniciaba su regreso al Reino Unido” y confirmó que hubo daños "muy limitados" en algunos elementos del interior del barco, pero que "permaneció seguro en todo momento".
"Aunque el tiempo está claramente fuera de nuestro control, queremos ofrecer nuestras más sinceras disculpas a todos los afectados que ahora se encuentran sanos y salvos de regreso a casa en mares más tranquilos", añadió el portavoz.
Reynolds está considerando emprender acciones legales contra Saga y, en entrevista con MailOnline recriminó: "No hemos visto al capitán desde el incidente, normalmente se despiden de sus pasajeros". "Todo lo que hemos recibido es una carta del director ejecutivo Nigel Blanks disculpándose, lo cual era una tontería corporativa normal, diciendo que se pondrán en contacto en una semana con respecto a la compensación".