Las termas de Colón llevan más de dos décadas recibiendo visitantes todo el año, a orillas del Río Uruguay y con un complejo de cuatro hectáreas y 13 piletas.
Así se constituyen como uno de los principales atractivos que posicionan a la ciudad como la capital provincial del turismo de Entre Ríos y uno de los destinos predilectos de la región.
Desde las entrañas
Se apagaba el año 1996 cuando el 2 de noviembre, tras persistentes estudios de geólogos de la Universidad de Buenos Aires, de una perforación de mil quinientos metros salieron las primeras aguas termales de Colón.
Este fenómeno, largamente celebrado en la comunidad, abría un capítulo inagotable para el derrotero turístico de Colón. La fuente de vida emergía desde las entrañas de la tierra.
Los vecinos recuerdan aún la sirena de bomberos, celebrando el descubrimiento; el boca en boca “viralizando” la buena nueva en tiempos en que internet recién empezaba a hacerse popular y la radio, que amplificaba la noticia, generando un aluvión de familias que acudían al encuentro del chorro de agua potable para llevarse una muestra en sus bidones.
Un año después, exactamente el 2 de noviembre de 1997 abrió oficialmente sus puertas el complejo termal de Colón, el segundo de la Provincia después de Federación; que en la actualidad convoca a miles de turistas con sus trece piletas, en un complejo de cuatro hectáreas que se ha rodeado de cabañas y alojamientos, y que está integrado con el resto de las propuestas turísticas de la localidad en un vínculo de reciprocidad virtuosa.
Para el bienestar
Las aguas del complejo termal de Colón pertenecen al Acuífero Guaraní, una de las más importantes reservas de agua dulce del mundo. Aquí, las aguas termales colaboran terapéuticamente con el bienestar de las personas, acompañadas de personal de excelente calidad e impecable atención humana.
Según estudios del Departamento de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, las aguas del complejo termal de Colón son mineralizadas, bicarbonatadas, sódicas y cálcicas: capaces de cooperar con tratamientos preventivos de artrosis, artritis y problemas de piel.
Tanto quienes buscan tranquilidad y bienestar como quienes gustan de propuestas divertidas para distenderse, tienen opciones en las 13 piscinas pasivas y recreativas del complejo termal de Colón.
En cada caso, las aguas termales mineralizadas despiertan múltiples sensaciones colmadas de bienestar para los visitantes y ayudan a calmar afecciones reumáticas y respiratorias, y a mejorar la textura de la piel.
Todo el año
Las aguas del complejo, en línea con las disposiciones del termalismo nacional, son recicladas a través de bombas, para que el recurso sea sustentable y pueda recuperarse sin perder sus características, ni la composición química ni sus propiedades. Esto permite recibir turistas todo el año, convirtiéndose en una pieza fundamental del perfil turístico y comercial de Colón.
Desde un mangrullo imaginario, se puede observar la diversidad del público que arriba cada semana por las termas de Colón: familias, parejas, jubilados y jóvenes, que eligen pasar el día en el parque acuático, que llegan por las propiedades relajantes y terapéuticas de las aguas termales, y convocados por las propuestas recreativas como el hidromasaje, el aquagym y el yoga.
Su ubicación es excelente, a escasos cien metros de las playas y a cinco minutos del centro, en el corazón mismo del norte de la ciudad, el complejo termal se abraza de manera imponente a la flora y la fauna autóctona de la zona, al estar ubicado frente a la reserva natural Río de los Pájaros; brindando al visitante postales inolvidables del paisaje litoraleño.
Entre el verdor de su parque, el constante fluir y correr de sus aguas, las Termas de Colón rejuvenece, aporta al bienestar general que permite a los visitantes y turistas equilibrar sus energías, en un entorno soñado. Para la vuelta, el cuerpo es otro, el ánimo es otro. La rutina y el estress duelen menos.
Colón está ubicado a unos 325 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a 700 kilómetros de la ciudad de Córdoba, a unos 300 kilómetros de Rosario y también de Santa Fe y a unos 600 kilómetros de Corrientes.