Por Marcella Bisetto (*) (Especial para Turismocero)
El número de nuestro vuelo resonaba por el vestíbulo del Aeropuerto. Hora de irnos. La felicidad de nuestras niñas era palpable.
El destino elegido fue Foz de Iguazú. En aquellas vacaciones de julio, decidimos conocer nuevos sitios sin salir del país (al principio era esa la idea).
Foz de Iguazú está ubicada en el extremo oeste del estado de Paraná, en la frontera con la Argentina y con el Paraguay. El vuelo fue tranquilo, y pronto llegamos para disfrutar merecidas vacaciones. Tuvimos mucha suerte con la elección del Hotel (en verdad, un Resort: Mabu Thermas Gran Resort).
A nuestras hijas les pareció un paraíso. A pesar de ser invierno, el tiempo ayudó, y lo difícil era hacer que las niñas abandonasen la pileta para participar de los paseos por la ciudad... jajaja
Una de las principales atracciones de Foz de Iguazú son las Cataratas.
Las Cataratas del Iguazú son conocidas en todo el mundo, un Parque Nacional declarado Patrimonio de la Humanidad.
Ya teníamos una idea de la maravilla que encontraríamos, pero fuimos sorprendidos por la magnitud de Las Cataratas. Es un paisaje natural impresionante.
También pensábamos que íbamos a mojarnos durante la visita a Las Cataratas, pero, en verdad, nos quedamos empapados. ¿Mi peinado? Un desastre, claro.. jajajaja
Fueron días llenos de novedades y encantamiento: visitamos la Garganta del Diablo (de allí tienes la noción verdadera de la magnitud, fuerza y belleza del lugar), El Parque de Las Aves y las Cataratas de Dos Hermanos (no hay como dejar de visitar las Cataratas por el lado argentino, muy lindo también).
Yo había escrito antes que nuestra idea era viajar dentro de Brasil... pero además de visitar el lado argentino de las Cataratas, y conocer el Paraguay para hacer compras, decidimos visitar el Icebar Iguazú, ubicado en Porto Iguazú, Misiones, Argentina: un punto turístico para toda la familia, desde bebés, niños, jóvenes y adultos.
Sin duda, el viaje a la Foz de Iguazú y suyas Cataratas es adorable... sin embargo, si nos preguntan o que más nos ha gustado, pronto contestamos que fue el Icebar.
En efecto, fue un paseo diferente y escalofriante, con temperatura de 10 grados bajo cero.
A las chicas les encantó vestir las ropas de abrigo que es brindada de forma gratuita por el mismo bar para soportar la baja temperatura. Nosotros parecíamos a una familia de esquimales.
En principio, ingresamos en ambientes de 20 grados, después 5 grados para comenzar el proceso de aclimatación, hasta que finalmente ingresamos en el bar de hielo.
Fue una experiencia única entrar a un lugar donde las esculturas, las paredes, las mesas, los vasos, y casi todo es de hielo. La permanencia es de 30 minutos, con bebidas libres.
Para mantenernos calientes, además de beber los drinks, también bailamos mucho. Las niñas no podían parar de reír. Fue muy divertido. Hasta hoy recuerdo la risa genial de nuestras hijas.
Son eses momentos de relajación, carcajada y harmonía que crean memorias felices.
Una de mis mayores alegrías es cuando mis hijas preguntan, con una sonrisa en la cara: ¿Mamá, te acuerdas cuando....?
Así es la vida: llena de pequeños momentos que se convierten en grandes recuerdos.
(*) Marcella Bisetto es brasileña, paulista, abogada, escritora, periodista, mamabloguera, Instagramers "una_mama_de_brasil, y sobre todo una "Mamá a los 43".- Actualmente es colaboradora de Turismocero.-
