El turismo es sin dudas uno de los sectores económicos más afectados por el coronavirus. Es una industria que genera de una u otra forma 1 de cada 10 empleos en el mundo, de gran influencia en el PBI y en la generación de divisas de los países latinoamericanos.
Particularmente en Argentina, el turismo es responsable del 10.3% del PBI y es la cuarta industria generadora de divisas. Brinda empleo directo e indirecto a miles de personas en diferentes rubros directos e indirectos.
El turismo por su naturaleza es una víctima natural de cada crisis mundial, que lo influencia y lo perjudica pero también lo modifica, mostrando un nivel de resiliencia poco visto en otras industrias. Prueba de ello es que siempre cual ave Fenix ha logrado resucitar con más fuerzas, sea luego del atentado a las Torres Gemelas, de la fiebre porcina o la gripe aviar.
Pero el cisne negro denominado COVID-19 es un gran golpe a la industria a nivel mundial puesto que en este caso el impacto es en simultáneo en todo el mundo.
Hoy el turismo se enfrenta al mayor desafío de su historia, a tal punto que la pone en riesgo completamente. Afectando así a una enorme y diversa cantidad de empresas y hogares que se dedican a la actividad turística directa o indirectamente.
El presente de la industria requiere en primer término saber que el turismo del pasado no volverá tal cual lo conocimos y que aún es temprano para definir como será el nuevo turista que viene.
Aunque suene trillado las crisis son siempre oportunidades, y en este caso la oportunidad reside en que el presente es un momento ideal para analizar de forma crítica que es lo que se estaba realizando en materia turística.
Es en este momento cuando todos los actores del turismo, tanto públicos como privados, deberán intensificar el proceso de transformación y desarrollo en el que el consumo estará sumergido.
Un cliente más conectado, informado y con mucho énfasis en procesos y protocolos de higiene de parte de todos los prestadores.
Un pasajero más natural y en busca de valores más humanos y sencillos, sin estridencias ni superficialidades que fueron producto de una industria que ya paso. Pero que ya paso en cualquier rubro no solo en el turismo.
O acaso ¿ Alguien cree que un turista volverá a estar en lugares con mucho tumulto de gente, playas atestadas, cruceros o todo aquello que vaya contra el aislamiento social?
El único enfoque deberá permitirnos agudizar el devenir de la industria en su totalidad, buscando acciones conjuntas para reforzar todos los eslabones de una cadena que individualmente no conseguirá soluciones.
Y sobre todo entendiendo que los hábitos del turista y del consumidor van a cambiar y que aquel turista que conocimos no existe más.