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EL BOLICHE DE LOS CADONA

Por María de los Ángeles Pagola (*) (Especial para Turismocero)

“A solo 7 Km. de la ciudad de Tandil, por donde el sol se esconde cada atardecer, nos encontramos con lo que el folklore de la región denomina Cerro Leones. Allí se instaló en el año 1870 una importante explotación canteril. Hay una vieja leyenda que da origen al nombre, historia de amor y poder, que quedó reflejado en el contorno de un cerro en forma de León. Con los años, fue desapareciendo bajo la acción de la cantera el relieve felino, dejando lugar a cavas profundas con viejos esqueletos de las maquinarias, como obras del surrealismo daliniano.

Los obreros de la cantera crearon su lugar en el mundo alrededor de ella. Inmigrantes con ilusiones y con ideologías firmes: Montenegrinos, italianos, croatas, etc.  Formaron sus familias, vinieron los niños y con ello la construcción de una escuela, de centros de asistencia de la salud,una estafeta postal, un correo, panadería, almacén, y, por supuesto, algunos lugares donde despuntar los vicios el fin de semana.

Hay quienes creen que el tiempo se detuvo en Cerro Leones, al caminar por el laberinto de calles de tosca; vegetación frondosa y desafiante; casitas de zinc, de material, pero en su mayoría bajas; potreros donde retozan caballos con sus crías; quintas de verduras….escoltado por un silencio placentero.

La curiosidad, esa capacidad humana, nos obliga a seguir con los ojos la calle principal, de un lado la vieja cantera; del otro el bar El Cerro de la familia Cadona, que cumplió 138 años.

Tanto si se es turista, como si se es viajero, no se puede abandonar Tandil sin visitar el Boliche de los Cadona. Es como entrar en la Máquina del Tiempo, pero con la posibilidad de un ir y venir con solo pestañear. Hoy lo atiende Gabriel Cadona, amable y conversador, lo heredó de su padre Atilio, hace casi 25 años.Con la pasión de quien vive en su “lugar en el mundo” cuenta que no es la única casilla de chapa que se mantiene en pie, pero sí el único boliche. Por fuera la casilla baja, por dentro la mesa de pool, la barra, las estanterías de madera, que exhiben botella caña Mariposa, ginebra y toda aquellas bebidas espirituosas que hacer arder la garganta y nublar los ojos, aunque hoy el vino y cerveza, aclara Gabriel, desplazó a las “viejas bebidas de boliche”

Una radio que debe acompañar desde los inicios, el banderín de San Lorenzo, las damajuanas, las primeras botellas de cerveza elaborada en Tandil, una balanza, pavas de varios tamaños, objetos varios que representan el trabajo en la cantera, cajas de lata de masas, los diarios en las paredes, todo es un transitar del largo siglo del boliche, del lugar de encuentro para armar huelgas, luchas, festejos, y en las últimas décadas aggiornarse al turismo tandilense.

Gabriel sigue recordando, se remonta años arriba por su apellido y todos los caminos lo conducen a la cantera. Atilio, canteristafoguín, se jubiló ahí siendo sereno, por el año 2000. Le compra a los Falabella el almacén de Ramos Generales que abastecía a las familias canteriles. En otra visita lo conocimos, un hombre maravillosos, que en ese momento contaba con 82 años y la vitalidad de sus recuerdos emocionaba.

¿Por qué sería pecaminoso dejar Tandil sin visitar el Boliche de los Cadona?…porque allí se encuentra, aún la esencia de lo nuevo y viejo que representa la ciudad serrana: las canteras, el silencio glamoroso de los pueblos, la frondosa vegetación con las sierras truncadas, los potreros con los sembrados de época  a la entrada del lugar, y la posibilidad de sentarse en una mesa a disfrutar de una cerveza con queso y salamines del lugar, rodeado de 138 años de Historia…”

(*) María de los Angeles Pagola nació en Tandil y es profesora de Historia graduada en la UNICEN (Universidad Nacional del Centro); docente secundaria (retirada) y catedrática universitaria. Dirige cuatro talleres para adultos mayores del proyecto universitario de la  Universidad Nacional del Centro. Ha brindado numerosas conferencias en el Centro Vasco de Tandil; recientemente en la Casa de la Cultura, en la presentación del libro "Sencillamente mujeres..." de Rosario Mendiguren; en la apertura del Congreso de Gerontología y en el Encuentro de Daneses. Ha efectuado publicaciones en el Diario El Eco de Tandil y actualmente es colaboradora de Turismocero.

 

 

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