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Astor, Nosotros.

El frío se mete por todo recoveco que la ropa no alcanza a cubrir. Pateamos contra el viento inclemente que se adueña de la calle Corrientes. Viento invernal, rioplatense, áspero, nostálgico. Tanguero. Junto a G, quien me acompaña hoy, observamos el microcentro semivacío de la plena semana. Cuerpos comprimidos y apresurados que se refugian en las pizzerías, en los teatros. De la calle se busca huir.

Entramos al Centro Cultural de la Cooperación. El calorcito de la sala nos tranquiliza. Las luces se apagan. Comienza el tango.

Diez bailarines en el escenario transitan lo que pareciera ser un paisaje urbano, piazzolero. Van y vienen, como en transeúntes en una ciudad. Vorágine. Ebullición. Ruido. Gente. La magia se va apoderando de la escena y el bullicio se sublima. La danza como expresión más acabada de la potencialidad de los cuerpos, transforma el caos en belleza. La ciudad es tango.

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Difícilmente, se halle música con tal poder de tocar las fibras más profundas como la del maestro Astor Piazzolla. Su conjunción inconfundible de bandoneón piano y violín, para gestar un tango revulsivo, potente, con carácter, tan propio, tan Buenos Aires, es sustrato fértil para la apuesta de Leonardo Cuello.

“Astor, Nosotros” es una obra que crece desde el concreto. Que condensa y expresa, en el movimiento, la potencia del encuentro con el otro, en esta urbe caldeada. Utiliza el lenguaje corporal para sumergirnos en universos poéticos poderosos, oníricos, que cobran vida y que hablan del sueño, del dolor y del deseo.

La escenografía, compuesta por estructuras rectangulares de hierro, adaptable, permite a los bailarines mayor espacio y la posibilidad de ir recreando distintos paisajes.

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“El alma es la cárcel del cuerpo” dice Foucault. Me viene a la mente mientras miro el despliegue de los bailarines en escena. Que trabajo fenomenal, desde lo expresivo y desde lo coreográfico. Una libertad tan palpable, tan manifiesta. Un disfrute que se transmite y se agradece en cada momento del espectáculo.

El tango, su baile, el vaivén de un cuerpo que busca y propone, que trata de conquistar y, el otro, que seduce, que se ofrece, pero luego esquiva, se retira. Es un ritmo que habla del deseo en un lenguaje que es propio, mundano, de las entrañas. Su esencia se expresa cabalmente en cada una de las partes que integran la obra.

Freud, a principios del siglo pasado, definió a pulsión de vida como la tendencia a producir, mantener y expandir la cohesión de las partes de una sustancia viva. Como las células de un cuerpo en crecimiento, como las personas en una ciudad en perpetua transformación. Como el tango de Astor, como nosotros.

A 100 años del nacimiento de Piazzolla y a 30 años de su muerte, “Astor, Nosotros “ es un espectáculo a la altura de su música.

 

Ficha técnico/artística

Bailarines: Ayelén Álvarez Miño, Laura Zaracho, Marilú Leopardi, Julia Urruty, Jimena Calarco, Esteban Simón, Federico Ibáñez, José Lugones, Juan Pablo del Greco, Quique López, Diseño de Vestuario y Escenografía, Nora Churquina

Asistente de Vestuario y Escenografía: Leila Godoy

Realizadores: Ingrid Ross, María Carcaño

Zapatos: Flabella/Shoes Flabella

Diseño de Iluminación: Magalí Perel

Diseño de Banda Sonora: Martín Jurado

Diseño Gráfico: Billy Petrone

Fotografía: Miguel Santillán / 2da. Cámara: Mailén Oucharick

Producción Ejecutiva: Laura Abal

Coreografía y Dirección Gral: Leonardo Cuello

Asistencia de dirección: Nuria Lazo

Producido por Compañía de Leonardo Cuello & Plap Producciones

 

Departamento:

DANZA

 

Sala Solidaridad [2ºSS] 

Entrada: $1800

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