Cada pueblo o ciudad de la provincia de Salta ofrece locales gastronómicos con gran variedad de comidas típicas, también puede encontrarse comida gourmet nacional e internacional.
Los platos típicos son: el locro, tamal, humitas, quesillos, huaschalocro, empanadas y frangollo entre otros. Los dulces regionales son otra especialidad de Salta como el dulce de cuaresmillo, cayote, higo, miel de caña, cuajada y leche planchada. La producción vitivinícola es de gran calidad, destacándose el vino torrontés de la región calchaquí.
La cocina salteña es famosa en el país y en el mundo por los originales platos que la conforman. Estas sabrosas y coloridas comidas, son un reflejo del paisaje y la cultura del noroeste que el viajero no puede dejar de probar. Mágica, original e inimitable, no hay mejor opción que la de probar sus tradicionales recetas elaboradas por especialistas locales que tienen el oficio y conocen los secretos de su preparación.
La provincia es una caja de sorpresas dulces y saladas. Sus empanadas (símbolo provincial), humitas, picantes, guisos, tortillas al rescoldo, junto a la fina masitería, los dulces de frutos maduros y el infaltable vino harán que su estadía sea un verdadero paraíso gourmet. Si es de buen comer, y disfruta cada bocado con paciencia y sabiduría, entonces el destino inexcusable es Salta. Muchas recetas se mantienen desde la época colonial, y esta tradición española se enriqueció con productos locales (como maíz, quinoa y papas andinas) y carnes de animales alimentados con pasturas naturales (cordero, chivito y llama). Así nacieron las jugosas “empanadas” (pastelitos de carne) al horno de barro, las humitas (pasta de choclo fresco envuelto en su chala) y el locro (guiso de maíz con carnes). Del redescubrimiento de materias primas, aromas y sabores ancestrales han resurgido antiguas recetas andinas y nuevos platos que revalorizan lo orgánico y natural y crean sensaciones atrayentes. De la fusión de lo nuevo y lo viejo, de ingredientes propios con técnicas internacionales, surge esta comida que se conoce en algunos lugares como “Novo andina”, aunque, dada la originalidad de la gastronomía salteña, aquí podría llamarse “Novo salteña”.
Párrafo aparte merecen los postres y dulces: hablamos de tortas como la “Pasta Real”, rellena con dulce de “cayote”, o los “quesillos” acompañados de confituras caseras como la de “cuaresmillo” (pequeño durazno, también presentado en dulce). Por supuesto, la repostería a base de dulce de leche es infaltable, así las “colaciones” y las “nueces confitadas”, bien pueden ser el emblema entre muchas otras exquisiteces que toman como base el tradicional postre argentino.