Nuevos Aires en el Viejo Mercado
Mafalda, leche de cabra, masa madre, fish and chips, antigüedades, carnicero de oficio, queso suizo, tejidos de vicuña y baristas con título. Un placentero cambalache de sabores nuevos, seduce y sacude los pasillos del viejo y tradicional mercado de San Telmo.
Vuelvo a caminar por el mercado como antes y como nunca, el atractivo de sus épicos techos de hierro y vidrio en lo alto dejando pasar la luz, siempre atrapa como el primer encuentro, tiene la claridad perfecta que le da a los puestos mezcla de tiempos. Mientras me distraigo en detalles voy buscando los carteles de cada historia "ahí está el Bar de Carmen, ese está desde siempre y fue el primero" dice casualmente Carmen –guía en comunicación- y me cuenta que su dueña se dedicaba a la venta de antigüedades, luego abrió el bar y el inicio a esta nueva etapa.
Hay un déjá vu en este barrio de pasado inmigrante que vuelve a enriquecerse de culturas y es el viejo mercado con locales nuevos "atendidos por sus propios dueños" que en el último año recrea sus corredores de propuestas a la mesa. Invitaciones gastronómicas de todas las banderas hacen pausas al andar, ideales para quedarse y ampliar el disfrute.
Bajo la cúpula que de día parece angelada, donde antes estaba la florería ahora los perfumes ya no hablan de fresias y jazmines sino de los tostados, cacao y especias dulces, COFEE TOWN, considerado en porteñidad moderna los cafés más agradables de Buenos Aires, tienen granos seleccionados y profesionales para servirlos.
Perdida casi a propósito juego a encontrar tesoros. "Nada de super" así define la identidad de su local Ada Méndez, una señora que parece estar hecha de tenacidad pero que lleva el trato agradable de otra época. En su local VERDE OLIVA, se ofrecen productos regionales de pequeños productores (y es insistente en esto): lácteos, conservas, dulces, especias, quesos y fiambres, de distinto origen y animal. Todo esto, que no es todo, se puede degustar en sus mesitas, tablas con popurrí y entrepanes “especiales” que hacen agua la boca.
Al pie de una escalera con barra en ele, detalles rústicos, hierros de estilo antiguo como mecheros y lámparas, y calorcito de horno, está EL HORNERO. Lo primero que se ve es el horno de barro, hace juego con la imagen de su nombre y de allí salen platos criollos como empanadas salteñas. También hay locro, cazuelas de lentejas y vinito suelto. Platos dignos de esta época, devuelven ánimos y energía, y están preparados con recetas auténticas (doy fe).
CHORIPANERIA, a mi antojo me llamaron, CHORIS del folclórico cerdo y de cordero en versiones gourmet para reversionar este plato popular que embandera tribunas, masas y asados. La tradicional pescadería del mercado sumó del otro lado fuegos con paella, cazuelas de mariscos y aromas de mar. También llama la atención ver un canguro que asoma en uno de los letreros ...DOWNUNDER ... qué hay acá? comida Australiana? Oscar, dueño y argentino, junto a su compañera vivieron entre 30 y 40 años en Australia, chan. Bien, bocados típicos de este país que son el resultado directo de haber sido colonia británica, fish and chips. Para bien o para mal no cocinan carne de canguro, pero en reemplazo a la curiosidad se puede saborear una cerveza australiana.
MERCI, azulejos verde inglés, mármoles rescatados, música en francés, estilo de época, masa madre. Merci es un exquisito bistró y boulangerie que ahora ocupa el lugar de lo que fue el antiguo depósito. "Reciclamos mucho de lo que estaba en el sótano, estuvimos días sacando cosas, queríamos que el bistró tuviera el mismo mensaje estético del lugar", explicaba Joan con gesto rendido y una postura de quien se desploma sobre el asiento cuando se toma un segundo de descanso. Él y su socio Antoine, ambos franceses y cineastas, llegaron en 2016, filmaron aquí en Argentina y Lationamérica... y echaron raíces? Como buenos franceses fueron a su DNI culinario, panes y pasteles. Tal vez no pongan las manos en la masa directamente pero saben lo que quieren, y el esfuerzo con algo de obsesión tozuda, hacen que su propuesta sea pretenciosa y muy lograda. En criollo, espectacular!
Hay más, cervecerías, hamburguesas de bondiola braseada, chivitos uruguayos, tapas, raclettes, crepes, wine bar y más...
Los mercados en el mundo son el espejo de su identidad cultural y tienen un valor incontrastable. Aquí en la Argentina se fueron perdiendo. El de San Telmo con una 5° generación en la carnicería, pescadería y verduras representa ya un patrimonio -y así fue declarado- que supo resistir, aggiornarse y ser emblema.
El barrio siempre fue una buena opción, y ahora este crisol de productos, comidas y colores es un imán que invita más que antes... y como nunca.
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