Gracias a sus brillantes colores y a su elegancia, las carpas nishikigoi son conocidas como “obras de arte vivientes” o “joyas nadadoras”. Originalmente eran criadas para el consumo humano en la región montañosa de Chūetsu (prefectura de Niigata) y posteriormente se convirtieron en lujosos peces de ornamento muy apreciados en todo el mundo.
En los últimos 20 años las exportaciones se han quintuplicado
Cada noviembre se celebra la Feria de Carpas Nishikigoi de la prefectura de Niigata, que se caracteriza por estar llena de piletas azules alineadas. Cuando se habla de peces ornamentales, la mayoría de las personas los imaginará nadando en peceras, pero la realidad es que las carpas nishikigoi elegantes adornan grandes estanques en jardines y otros lugares. Al mirarlas desde arriba se puede apreciar su colorido, sus manchas y la forma de su cuerpo; son estas características las que definen su precio. Por esta razón, en la feria se colocan las piletas de plástico en el suelo para que la gente pueda asomarse a admirarlas.
En el periodo Shōwa (1926-1989), tener carpas nishikigoi en los estanques de las casas era un símbolo de estatus en Japón. Por desgracia, en la actualidad, como consecuencia de la concentración de la población en las ciudades, el tamaño de las viviendas se ha reducido de forma notable, ha aumentado el número de edificios colectivos de viviendas y hay muy pocas posibilidades de encontrarse con estas carpas en la vida cotidiana. Como resultado, la demanda de estos peces se debería haber reducido, pero las exportaciones en años recientes avanzan viento en popa, lo que ha disparado las ventas gracias a los pudientes de todo el mundo que las adquieren.
Las exportaciones de carpas empezaron a aumentar notablemente entrado el siglo XXI. Según las estadísticas de comercio del Ministerio de Finanzas de Japón, las exportaciones de carpas nishikigoi, entre otros peces ornamentales (exceptuando los peces dorados), alcanzaron un valor promedio anual de 1.000 millones de yenes hasta el año 2000, pero para el año 2019 se habían elevado hasta los 4.720 millones de yenes, es decir, casi el quíntuple. Gracias a la popularidad de las carpas nishikigoi en Occidente y países asiáticos, se empezó a utilizar el vocablo japonés koi para referirse a estas variedades en particular, distinguiéndolas de las conocidas simplemente como carpas.
Las nishikigoi son originarias de Niigata. En la actualidad, esta prefectura es la mayor productora de nishikigoi de todo el país con más de 300 criaderos. En el año 2020 se celebró la edición número 60 de la Feria de Carpas Nishikigoi de la Prefectura de Niigata, la más grande a nivel mundial, en la que participaron 82 criaderos y un total de 753 ejemplares de nishikigoi. Este año, como consecuencia de la pandemia de coronavirus, asistieron muy pocos compradores y fanáticos de las nishikigoi del extranjero, pero en ediciones anteriores los asistentes habían llegado a superar los mil. Tampoco es extraño que las nishikigoi que obtienen premios alcancen un valor de decenas de millones de yenes, y a esta feria también pueden asistir las personas que solo desean admirarlas.
De fuente de proteína para los lugareños a “joyas nadadoras”
Las carpas nishikigoi surgieron a finales del periodo Edo (1603- 1868) en el pueblo de Nijūmuragō, distrito de Koshi (lo que actualmente corresponde a las ciudades de Nagaoka, Ojiya y parte de Uonuma, región de Chūetsu, prefectura de Niigata). En sus orígenes, la producción de carpas comunes era para el consumo humano. Al ser una zona en la que se registran fuertes nevadas durante el invierno el suministro de alimentos se veía obstaculizado constantemente, por lo que las carpas se convirtieron en una fuente primordial de proteína para los lugareños. En la temporada de calor eran criadas en los estanques de irrigación para los arrozales. En el invierno, se las trasladaba a los estanques de las casas y se las protegía con una tapa o tubos de cerámica dentro de ellos para que la nieve no las maltratara. Algunas personas incluso instalaban peceras en el suelo de sus casas para cuidarlas.
Debido a los cruces endogámicos empezaron a aparecer ejemplares con mutaciones, tales como las carpas higoi que tienen una coloración roja en todo el cuerpo. Además, cuando llegaron ejemplares asagi, de color amarillo, provenientes de un pueblo contiguo, algunas se volvieron blanquecinas al contacto con el agua blanda y la tierra arcillosa. Se cree que las carpas kōhaku, de color blanco y manchas rojas, nacieron del cruce de estas dos variedades de carpas.
Existen diferentes teorías sobre el surgimiento de la cultura de las nishikigoi. Isa Mitsunori, del criadero Isa y director del distrito de Niigata de la Asociación Japonesa de Promoción de las Carpas Nishikigoi, piensa que, probablemente, la gente de esta región montañosa pasaba largas temporadas incomunicada debido a las nevadas y se presumían entre ellos los ejemplares y las mutaciones que iban apareciendo. Es posible que, en sus momentos de ocio, los lugareños imaginaran qué cruces eran necesarios para obtener ciertos colores, lo que llevó a una reproducción selectiva que posteriormente pudo haberse convertido en el origen de la feria de carpas.
Las tres variedades conocidas como gosanke, las más representativas en el mundo de las carpas nishikigoi, son: la kōhaku, la Taishō sanshoku, que tiene además manchas de color negro conocidas como “tinta”, y la Shōwa sanshoku, en la que las manchas negras llegan hasta su hocico. A finales del periodo Meiji (1968-1912), las carpas se importaban para el consumo humano. Las carpas alemanas grandes de pocas escamas tuvieron una fuerte influencia en el aumento de las variedades de estos peces en Japón. En la actualidad se cree que hay unas 82 en total.
Las carpas nishikigoi se extendieron por todo Japón a partir de 1914, año en el que se celebró la Exposición Tokyō Taishō donde fueron expuestas carpas de estas variedades con el nombre de Echigo kawarigoi. En ese entonces, también se las conocía como irogoi, hanagoi o moyōgoi, pero para mediados de los 30 ya se había popularizado la denominación nishikigoi.
El pez que simboliza la reconstrucción de Niigata
La prefectura de Niigata alentó la exportación de carpas nishikigoi desde el periodo de la posguerra. En la década de 1960 se estableció un método para transportarlas en avión, que consistía en meterlas en bolsas de plástico inyectadas con oxígeno. Por lo que las carpas comenzaron a popularizarse entre los estadounidenses de ascendencia japonesa en Hawái y poco a poco fueron aumentando los aficionados a las nishikigoi en Occidente.
Los criadores de nishikigoi de la prefectura de Niigata viraron totalmente a la exportación tras el terremoto de Niigata Chūetsu en 2004. Además de los daños a las construcciones, muchas carpas murieron a consecuencia de que algunos estanques de los criaderos se desaguaron tras el terremoto, los deslizamientos de tierra obstaculizaron los acueductos y se suspendió el suministro de oxígeno por los apagones. Algunos criaderos llegaron a perder hasta el 80 % de sus peces.
Para proteger las nishikigoi originarias de esta región, los criadores trabajaron en pos de la reconstrucción y la reacción por parte de los aficionados extranjeros fue abrumadora. En ese mismo momento, la demanda nacional estaba estancada y, en contraste, la popularidad de las nishikigoi crecía en Asia, particularmente en China. Los Gobiernos locales y los criadores aprovecharon esta coyuntura para convertir a las carpas en una marca distintiva y fortalecer la exportación de estos peces tras la reconstrucción del terremoto.
En 2017, Niigata designó a las nishikigoi “peces de ornamento oficiales de la prefectura”, como símbolo de la reconstrucción. En la actualidad, casi el 80 % de la producción de nishikigoi se destina al extranjero y la prefectura de Niigata acapara aproximadamente el 60 % de las exportaciones de todo el país.
Los compradores extranjeros son expertos
En un principio, los compradores extranjeros preferían carpas de colores llamativos como dorado o plateado, pero con el paso del tiempo se fueron decantando por las variedades gosanke, de un estilo más japonés.
En contraste con las carpas nishikigoi de un solo color, plateado o dorado, las de las variedades gosanke presentan muchas diferencias entre los ejemplares y van cambiando con la edad. Los compradores, con estas posibilidades a futuro en mente, deciden cuál adquirir. Se puede decir que otro atractivo de las nishikigoi está en esperar su transformación con el paso del tiempo.
Últimamente, cada vez más compradores y aficionados extranjeros conocen perfectamente las características de cada criadero y esto se convierte en un elemento importante para su decisión. Por esta razón, le preguntamos al señor Isa si sería capaz de reconocer una de sus carpas después de venderla.
Nos dijo que cuando visitó Angkor Wat (Camboya) por trabajo, encontró una de sus carpas Isa Shōwa nadando plácidamente en la entrada del sitio. El señor Isa nos asegura que no dudó ni un momento que era de su criadero y que, al ver una de sus nishikigoi en un lugar que es Patrimonio de la Humanidad, se sintió profundamente orgulloso y satisfecho de poder trabajar con clientes del extranjero.