Un grupo de los enólogos más reconocidos de la Argentina visitaron Tucumán para probar y evaluar los productos de la vitivinicultura tucumana.
“El clima y el suelo, con la particularidad de los Valles calchaquíes, más allá de los diferentes terruños, le imprimen un estilo propio al vino tucumano”. Esta una de las conclusiones a las que llegaron los siete enólogos que estuvieron en la provincia para probar y evaluar los productos de la vitivinicultura local. El evento fue organizado por Vinos del Tucumán, la Cámara de Bodegueros, el Instituto de Desarrollo Productivo (IDEP) y el Ente de Turismo.
Los expertos debieron catar 60 variedades de vinos para dar su veredicto sobre la calidad de nuestros productos, y coincidieron en manifestar que “se llevaron una sorpresa”. “En el panorama varietal, nos hemos llevado una sorpresa con vinos de corte muy bien logrados, también una idea de lo que se puede hacer en la zona, del potencial; sin duda todavía hay mucho por hacer, pero hay que hacerlo con mucho esfuerzo y paciencia”, opinaron.
“Los torrontés son muy prolijos y muy bien establecidos, tienen una característica moderna que se está imponiendo en el mundo y en cuanto a las variedades de tintos se destacó especialmente el Tanat”, explicó la enóloga Susana Balbo, reconocida como una de las 50 mujeres más influyentes en esta disciplina. Además describió el sabor de los mismos como “vinos maduros y elegantes que necesitan todavía un poco más de trabajo”.
Así también lo resaltó el experto mendocino, Marcelo Pelleriti: “El torrontés de los Valles Calchaquíes es el mejor torrontés de Argentina y del cual ya se empieza a hablar en el mundo identificándolo como una zona única. Los Tanat, son impresionantes también”.
Entre otras de las conclusiones a las que llegaron los catadores es que se debe trabajar en explotar el enoturismo, para potenciar y gestionar la riqueza de esta zona. “La clave está en posicionar la región que tiene la gracia de ser un lugar bellísimo, y hacer un circuito para poder vender el producto en forma directa, sin olvidar nunca la calidad”.
Al describir las características de nuestra producción vitivinícola, los enólogos siempre resaltaron la grandeza de la tierra Calchaquí, de su historia, y su pueblo: El vino tucumano es parte del clima, es parte del suelo, tiene su impronta propia y la de su gente que le imprime un sello muy particular a sus vinos”. Pellereti, reafirma el concepto grupal al asegurar que en los Valles Calchaquíes, más allá de límites y fronteras, es “donde se producen los grandes vinos tucumanos y además con variedades que ya son una marca, una identidad que no la tienen otras provincias”.
El titular del Ente Tucumán Turismo, Beranardo Racedo Aragón, quien estuvo presente, para la devolución destacó las características del evento: “los mejores enólogos de país, quienes ayudaron a instalar el vino argentino en el mundo, han visitado la provincia para que, en conjunto, nos ayuden a generar mayor calidad en la producción vitivinícola”.
Finalmente, el grupo concluyó en que la única forma para que la industria vitivinícola regional surja es en comunión, con comunicación. “Hay que pensar en conjunto. Hay que pensar la industria vitivinícola como una apuesta cultural a largo plazo y apoyando institucionalmente al pequeño productor”. “Esto es lo que nos sorprende”, explica Marcelo Pellereti, “el apoyo del gobierno de la provincia a los pequeños productores y a los no tan pequeños para llevar a cabo esta unión. Y yo creo que van a tener éxito”.
Participaron de la conferencia el legislador Guillermo Gassenbaguer, presidente de la comisión de producción de la Legislatura de Tucumán y el Ing. Juan Luis Fernández, Director Ejecutivo del Instituto de Desarrollo Productivo de Tucumán (IDEP).
