Por Marcella Bisetto (*) (Especial para Turismocero)
"Cuando era más joven, leí un libro que me causó gran impacto. Una inmersión en Inglaterra del siglo XII, a través de la saga de la construcción de una Catedral gótica.
“Los Pilares de la Tierra”, del autor británico Ken Follet, es una novela histórica, ambientada en la Edad Media. Es un clásico, que aborda tiempos turbios, lleno de intrigas y juegos de poder.
Aunque las intrigas, el autor, de una forma magistral, hace al lector apasionarse por la construcción de la Catedral, con detalles sobre cómo el tamaño y el posicionamiento de las ventanas, son responsables de la iluminación natural de una Iglesia.
En fin, como una lectora ávida, entré en la historia, así que desde ese momento, tuve otra mirada toda las veces que visitaba una Catedral o Iglesia. Pero, no imaginaba la magnitud y imponencia de la Catedral de Notre Dame...
Al visitar París por primera vez, quedé encantada con La Torre Eiffel, y otras tantas maravillas de una ciudad estupenda, pero entrar en la Catedral de Notre Dame me hizo revivir el viaje que hice en mi imaginación cuando leí la obra de Ken Follet.
La Catedral de Notre Dame se empezó a construir en el mismo siglo que la Catedral de “Los Pilares de la Tierra”, el siglo XII, y es una de las catedrales góticas más antiguas del mundo. El nombre de la Catedral significa Nuestra Señora y está dedicada a la Virgen María.
La Catedral ha sido reformada en varias ocasiones, y allí han ocurrido y se han celebrado importantes acontecimientos, el más cruento fue en el año 1314, cuando el Jefe de los Templarios Jacques de Molay fue quemado vivo en la hoguera, en la explanada de la Catedral; la coronación de Napoleón Bonaparte, la beatificación de Juana de Arco y la coronación de Enrique VI, de Inglaterra, entre otros.
Viajar a lugares como ese es sentir la historia con las manos. Jamás olvidaré la emoción que me ha inundado cuando entré en la Catedral de Notre Dame, y también, en mi pensamiento, en la Catedral de Kingsbridge, sacada de las páginas del libro que tanto me había encantado.
Pero había una sorpresa más grande...
Mientras caminaba, fascinada, por los pasillos laterales, me detuve, petrificada, oyendo una música fabulosa: era “El Coro de la Escuela de Notre Dame”, fundado cuando el espectacular edificio aún tomaba forma.
Desde la Edad Media, grandes compositores han escrito música para ser interpretada en esta maravilla arquitectónica.
En palabras, no es posible describir la grandiosidad de aquel momento.
Cuando pasó el letargo, decidí que era tiempo de conocer las dos torres de la Catedral.
Para visitar las torres se accede a través de la entrada del lateral izquierdo de la Catedral y se suben 387 empinados escalones a pie (Notre Dame no dispone de ascensor). Confieso que no tuve el coraje de hacerlo... Hoy lo siento, pero volveré a París y subiré para apreciar las fantásticas vistas (así espero... jajajajaja).
Por fin, no podía irme sin conocer La Cripta, situada en el subsuelo de la plaza de Notre Dome, y que contiene las ruinas descubiertas durante las excavaciones realizadas entre los años 1965 y 1972. Un panorama único de la evolución urbana y arquitectónica de la isla de la Cité, centro histórico de París. Increíblemente estimulante. Me encantan esos temas.
Fue un gran día... el instante en que tuve la suerte de entrar en un lugar histórico, y al mismo tiempo en las páginas de un libro, y sentirme en La Edad Media. Sí, porque nuestra imaginación también nos hace volar distancias sin fronteras..."
(*) Marcella Bisetto es abogada, escritora, periodista, mamabloguera, Instagramers “una_mama_de_brasil, y sobre todo una “Mamá a los 43”.-
