Por: Ivana Slipakoff
En esta ocasión tuve la oportunidad de asistir al preestreno de La Herencia, obra dirigida por Daniel Marcove y escrita por Andrea Bauab. Leyendo un poco antes de asistir al evento me llamó la atención que la obra haya sido pensada en una primera instancia para durar entre quince y veinte minutos cuando en el año 2011, seis dramaturgos de distintos países fueron convocados por FITAG Girona (España) para participar del Festival de Micro -Teatro que se realizó en las Instalaciones del Museo Judío de Girona. Me parece interesante observar las transformaciones que pueden surgir de una misma pieza artística.
La obra en esta presentación tiene una duración de aproximadamente una hora, su intensidad logra atrapar al espectador de principio a fin. Al salir siento que estuve frente a un capítulo de serie, exactamente dura lo justo y lo necesario para entender su mensaje y poder irse con ideas a reflexionar.
La herencia expone varios temas sociales que todos en algún momento de la vida encarnamos, problemas de familia, prejuicios, el famoso “qué dirán” como también el “deber ser”. Mediante el conflicto principal, la muerte de los padres de Martina en un accidente de tránsito, observamos uno a uno todos estos estigmas con los que la familia convive.
Martina Almudena, agrónoma nacida en Santiago del Estero, acude a su abogado familiar para recibir su herencia. Salo, el abogado, es un personaje un tanto histriónico y cómico en cuanto a su corporeidad y expresión. Al principio él intenta contener a Martina en su duelo, pero repentinamente le informa que tiene una hermana en Israel por parte del padre de un matrimonio anterior.
La forma en que nos relatan el amor del padre con Éster (pareja anterior a la madre de Martina) es un tanto novelesco. El padre de Martina personificado por Gustavo Rey aparece por momentos y narra los hechos del pasado. Martina no lo ve, sino que escucha lo narrado por Salo. La historia tiene tintes románticos, por momentos parece un cuento narrado por un padre a un hijo antes de irse a dormir, pero por otros uno cae en que es un drama familiar.
El piano en vivo influye mucho en hacerlo parecer un cuento, un relato oral. La música introduce momentos de tensión y me recuerda a las melodías de una obra infantil, donde funciona como un recurso para sorprender a quien especta.
Los prejuicios y el temor al “qué dirán” se materializan a través de los secretos que los padres de Martina escondieron hasta su muerte, el abogado será el encargado de ir contándolos de manera catártica.
Cuando Martina conoce a su media hermana Yael, quien acude a presenciar el momento de lectura del testamento, la obra toma un giro. Ya no es más nuestro imaginario, ni el imaginario de Martina quien representa a esa hermana desconocida, sino que nos enfrentamos al momento de sorpresa y expectativa sobre esta noticia inesperada.
Yael entra con mucha liviandad a escena, contenta de conocer a su hermana argentina. Tanto la ira como el asombro de Martina acapararan todo el escenario, y más aún cuando Salo comienza a leer el testamento y se entera que las 3000 hectáreas que tenía su padre en Santiago del Estero serán divididas entre ella y su nueva hermana.
Los dramas familiares siempre afectan de alguna manera, por más de que uno no los viva en carne propia hay rasgos que toda familia acarrea. En La herencia presenciamos el temor, la presión social, el desarraigo, los celos, el amor en una obra corta un tanto melodramática.Si te gustan las novelas familiares y ver obras cortas, considero que esta obra te puede interesar.
Ficha artística técnica:
Dramaturgia: Andrea Bauab
Actúan: Flavia Vitale, Gustavo Rey, Iardena Stilman y Marcelo Serre.
Escenografía y Vestuario: Paula Molina
Diseño de Luces: Miguel Morales
Música original: Carlos Bendayan/ Prensa: Simkin & Franco
Diseño Gráfico: Valeria Dreizzen
Fotos: Gianni Mestichelli
Asistencia de Dirección: Ana López
Dirección general y puesta en escena: Daniel Marcove.
La podes ir a ver los domingos a las 20.30hs en el Tinglado Teatro – Mario Bravo 948 CABA