El reality holandés que exhibía la convivencia de un grupo encerrado más de 100 días en una casa plagada de cámaras significó "un antes y un después en una televisión que reflejaba poco la realidad y la forma de mostrar la intimidad de las personas", cuentan Claudio Villarruel y Bernarda Llorente, responsables de importar el formato en 2001.