A contrapelo del Día de los Enamorados, una celebración que se asienta bajo el impulso del calendario comercial y entrona al amor invisibilizando sus variantes más problemáticas asociadas a la violencia y a los femicidios, en los últimos años aparecieron una serie de libros en los que autores como Eva Illouz, Alexandra Kohan, Tamara Tenembaum o Luciano Lutereau interpelan los vínculos amorosos para redefinir sus alcances, sus demandas y su imbricación en una época donde se patologizan las emociones y se cuestionan las narrativas románticas.
La obra de Tenenbaum dialoga en muchos aspectos con el pensamiento de la psicoanalista Alexandra Kohan, que en su texto "Y sin embargo, el amor" cuestiona estereotipos, advierte sobre la mercantilización del deseo -las narrativas sociales que instan a ser productivos y no quedar cautivos en relaciones que generan sufrimiento- y hasta cuestiona conceptos introducidos por algunas líneas del feminismo, como el de responsabilidad afectiva o la idea de que hay paradigmas que tiranizan el deseo y producen insatisfacción. "Que el deseo no pueda ser satisfecho no significa que se viva una vida de insatisfacción", sostiene la ensayista.
La relectura de autores que han pensado las experiencias amorosas del siglo XX como Eva Illouz, Franz de Waal, Philippe Sollers, Carson McCullers, Olga Tokarczuk, Julia Kristeva o Pierre Bourdieu, es también el punto de partida de "La reinvención del amor", donde la periodista y ensayista Sandra Russo rastrea el dispositivo cultural que configuró el vínculo amoroso hasta desembocar en un presente que habilita a repensar las relaciones desde una perspectiva emancipada y empática impulsada por los feminismos populares.
El psicoanalista Luciano Lutereau hace años que se dedica a revisar los rasgos atávicos que sobreviven en las relaciones y el impacto que tiene en las subjetividades el patriarcado, que predetermina los modos de amar y desear. En libros como “Ya no hay hombres”, “Galanes inmaduros” y "La comedia de los sexos" -escrito junto a Marina Esborraz- trabaja sobre los desacoples que provoca el tránsito hacia nuevas representaciones de la masculinidad, el rol materno y los vínculos amorosos.
Y así como Peker piensa en amores en clave feminista, la activista María del Mar Ramón afirma que el "placer es feminista" en su libro "Coger y comer sin culpa", donde desanda su experiencia personal para construir una genealogía de placeres históricamente negados a las mujeres, como la masturbación y la comida, y así iluminar el modo en que se disciplinó la subjetividad a través de discursos aleccionadores que prescribieron creencias y acciones con respecto a los cuerpos, la autonomía y el goce.
"No se trata de negar valor positivo al sentimiento amoroso de quien ama de manera monógama, sino de impugnar la mononorma, la forma supuestamente natural e invariable que debe cumplir la emoción amorosa para validarse socialmente", escribe el filósofo cordobés en este ensayo, cuyo título juega con el imaginario evolucionista que forjó el pensamiento occidental, presentando como "bárbaro" todo aquello que se opone a la norma dominante de la civilización.
Con "El desafío poliamoroso", la escritora española Brigitte Vasallo también busca desarmar el mandato de la monogamia, no por impugnar ese tipo de práctica sino para poner en foco el peso de un mandato que se impone obligatorio, una "herramienta de construcción del sujeto ensimismado, encerrado en sí mismo", como define la autora. En ese marco, para ella se torna urgente construir "una nueva política de los afectos", como afirma el subtitulo del libro publicado por Planeta.
En esta cartografía de vínculos y amores otro libro que completa la biblioteca de títulos nuevos es "Poliamor", a través del cual la revista digital Anfibia indagó en el tópico amoroso a partir de textos escritos por autores como María Sonia Cristoff, Alan Pauls, Margarita García Robayo y Gabriela Wiener, la cronista peruana que consolidó un estilo singular al decidir implicarse con sus temas de estudio, como cuando asistió y participó de fiestas swingers o documentó su experimentación de distintas prácticas sexuales.
También escribió en "Poliamor" el director del proyecto, Cristián Alarcón, en un texto que articula la fe y el amor: "Cuando hablo del amor hablo de una convicción profunda, quizás la más profunda que podamos tener porque cuando nos sentimos enamorados no hay otra cosa que una fe poderosísima en el ser humano", explicó a esta agencia a propósito de su publicación.
Con prosa cortante, diáfana como pocas pese a estar sumergida en la densidad de la escritura psicoanalítica, la pensadora francesa Anne Dufourmantelle también se dedica a radiografiar en su libro "En caso de amor" la trastienda menos amable de los vínculos, resultado de la profusa experiencia de campo con sus pacientes: su material de trabajo son la culpa, las humillaciones y derrotas del vínculo amoroso.
No se podría cerrar un recorrido por lecturas reveladoras dedicadas al sentimiento que exalta la celebración del San Valentín o Día de los Enamorados sin mencionar los trabajos de la socióloga franco-israelí Eva Illouz, considerada una de las grandes teóricas del amor contemporáneo a partir de textos como "Intimidades congeladas", "Por qué duele el amor" o el aun inédito en Argentina "El fin del amor".
La ensayista ha analizado el tránsito del amor burgués del siglo XIX al amor de la sociedad de consumo, la manera en que las experiencias amorosas son moldeadas y conducidas por las instituciones, y las contradicciones entre los ideales amorosos que sobreviven del pasado y los tipos de intercambio que promueven las estructuras productivas del capitalismo. Illouz habla de desregulación amorosa y apela a otros conceptos similares porque sostiene que se han producido transformaciones en las relaciones amorosas que tienen un carácter económico.