Por: Ivana Slipakoff
Al ingresar al teatro veo una amontonada cola para retirar las entradas. Al tenerlas en mano intento pasar para el patio en función de descomprimir el espacio de la “boletería”, en ese instante soy frenada por una policía, sí una policía que me pide ver las entradas. Intento no reírme de la extraña situación de mientras que entiendo que la obra empieza desde antes de que nos sentemos en las butacas.
Nos convertimos en jurado previo al ingreso a la sala, todos tenemos que levantar nuestras manos y realizar la jura correspondiente para entrar a un juicio. Durante toda la obra estamos dentro de la escenografía, no hay diferencia entre escena y espectador. Somos el jurado que completa la obra. No somos la cuarta pared, violamos la cuarta pared y nos metemos dentro de la representación teatral.
En El veredicto podría decirse que no tenemos que actuar, pero sí tendremos un momento de participación voluntaria, un momento muy especial del cual no hablaré para que sea igual de sorpresivo que fue para mí.
Hay cosas que mejor no saber para poder disfrutar de la iniciativa de este grupo de trabajadores judiciales, donde vivimos fervientemente el caso de Luis Alberto Campos acusado de haber matado a golpes a un joven durante una madrugada.
Por más de que esto suene muy trágico, en la obra lo vemos como algo tragicómico. Es una sátira hilarante que mantiene al espectador atento a cada mínimo detalle en escena. Y sí que hay muchos detalles para observar…
Hay muchas acciones que suceden en paralelo, muchas miradas, gestos, comentarios. Considero que una no puede estar atenta a todas, de alguna una se pierde. Cada diálogo y expresión está llevada a su punto máximo. En muchos momentos siento que el horno se sube de 0 a 250 grados en menos de un minuto.
La efervescencia es el común nomenclador entre todos los personajes. Ninguno está pasivo en su rol. Todos actúan dando lo máximo, exponen sus sentimientos como si fuese un melodrama, pero un buen melodrama, de esos que te mantienen adentro y te hacen reír con cada comentario.
El veredicto nos permite realizar una construcción colectiva de los hechos y busca también que, como jurado, podamos lograr una decisión dentro de todo unánime. La obra desvela la subjetividad de cada persona, tanto de los personajes como del público-jurado. Lo que me resultó muy interesante es percibir las diversas miradas y opiniones, entender que lo que para una es obvio para otra persona claramente no lo es.
Como todas sus funciones del 2018 se agotaron, les cuento que en Abril se repone nuevamente esta obra, no se la pierdan!
Ficha técnico artística
Dramaturgia: Daniel Kersner, Paula Lagos
Actúan: Nicolas Belelli, Julia Bonany, Isabel Caban, Andrea Cazón, Cielo Chaina, Joaquín De La Lastra Cavedo, Javier Echazu, Diego Komodowski, Paula Lagos, Rosana López, Mercedes Moreno Carde, Alberto Nores, Florencia Ravioli, Héctor Sacco, Ana Gabriela Said Algaba, Sergio Simcovich, Pablo Trevisan
Vestuario:Rocio Nanni, Valeria Pontoriero
Escenografía: Rocio Nanni, Valeria Pontoriero
Iluminación: Paula Fraga
Diseño gráfico: Diego Fleichman
Entrenamiento actoral: Gabriel Virtuoso
Asistencia de dirección: Macarena Rodriguez Cuello
Dirección: Daniel Kersner, Paula Lagos
Teatro El Desguace
Duración: 100 minutos