Por: Ivana Slipakoff
Cuando somos jóvenes la vejez es algo que nos queda un poco lejos. Experimentamos el ser viejo a través de gente mayor que a veces pueden, o no, rodearnos en lo cotidiano. A mí, particularmente, la degradación y el desgaste del cuerpo humano es algo que, cuando lo veo, me atemoriza.
También me sorprendo cuando me encuentro con personas que no aparentan su edad física, cuando se sobreponen a sus limitaciones, cuando buscan continuar con su vida como si la vejez no existiese.
Creo que eso es lo que diferencia la vejez que me deprime de la que no, cuando una persona se admite vieja me alejo y cuando una persona mayor no asume- obviamente si cuerpo y mente se lo permiten- que debe cambiar algo por su edad, no me genera ninguna sensación negativa.
Cae la noche tropical se basa en la última novela del maestro Manuel Puig publicada en 1988. La obra que actualmente se presenta en el Teatro Nacional San Martín está protagonizada por Leonor Manso e Ingrid Pelicori. Ellas representan dos hermanas de más de ochenta años, Nidia y Lucy.
En este caso son dos señoras que no quieren asumir el paso del tiempo, pero el tiempo no hace más que decirles que ha pasado. Lucy vive en Río de Janeiro donde Nidia la fue a visitar tras la muerte de su hija. Tal y como sucede en la novela de Puig, ellas dos conversan de manera animada sobre sus vidas y sobre la situación amorosa de la vecina de Lucy en la primera parte de la obra.
Las actuaciones de las hermanas son impecables, el texto original cobra un giro muy interesante al verlo encarnado en dos actrices tan bien personificadas. Su vejez no me deprime, eso es un montón, su vejez me hace reflexionar sobre cosas actuales. Sobre el amor, sobre los valores cotidianos.
Mediante un diálogo por momentos ingenuo ellas logran atravesar una gran cantidad de sensaciones y vivencias con las que me puedo identificar, más allá de la edad.
Cuando entramos a la sala Casacuberta, llueve. Nos llueve a través de un sonido tan real que atino a mirar el techo de la sala para ver si estamos protegidos. Siento un calor intenso, ¿será un calor tropical?
Lo primero que observamos, la escenografía, es fascinante. Es un corte longitudinal del complejo de viviendas donde vive Lucy. Vemos su patio, su cocina. La habitación del departamento donde duerme su vecina. Escaleras y ventanas.
Son cubos donde suceden las escenas, cubos de similar tamaño a las salas de microteatro. Los cubos que se van prendiendo y apagando según el momento de la obra me recuerdan a las obras de Hopper, donde uno siente que todo el tiempo está por pasar algo. Esas escenas iluminadas tan perfectamente que te hacen imaginar todo lo que no se vé, y todo lo que no quieren que se vea.
En medio de esta imponente puesta en escena sucede esta historia, se podrían decir, estas múltiples historias. Historias de amor, de encuentros y de pérdidas. Pérdidas muy dolorosas retratadas con un tinte de humor. Nidia sobre todo le aporta con sus gestos y comentarios mucha ironía a la historia.
Al mirarla y escucharla con su tono y su cadencia al hablar generan ganas de reírse. Constantemente pareciera que la risa está esperando justificarse para nacer. En esta obra un tanto triste y un tanto hilarante se refleja el paso del tiempo. Ese tiempo que se lleva personas y trae otras. Ese tiempo que te cambia y que te amolda.
Ficha técnica
Autoría: Manuel Puig
Dirección: Pablo Messiez
Versión: Santiago Loza, Pablo Messiez
Actúan: Leonor Manso, Fernanda Orazi, Ingrid Pelicori
Vestuario: Renata Schussheim
Escenografía: Mariana Tirantte
Iluminación: Gonzalo Córdova
Música original: Carmen Baliero
Entrenamiento corporal: Lucas Condró
Asistencia artística: Florencia Wasser
Asistencia de escenografía: Sofía Eliosoff
Asistencia de iluminación: Paul Pregliasco
Asistencia de vestuario: Mariana Seropian
Colaboración artística: Patricio Binaghi
Las funciones se ofrecerán, hasta el 16 de diciembre, de miércoles a domingos a las 20.30 hs.
Duración (aproximada): 105 minutos
Platea: $220. Miércoles y jueves (días populares): $110