Intento fallidamente recordar a quién pertenece una frase que responde a la pregunta “¿para qué sirve el arte?” y dice “el arte sirve para que sirva todo lo demás”. No me puedo acordar quién la dijo, pero la confirmo en este regreso al teatro. En este tiempo gris, el acto colectivo y dual de hacer y mirar teatro, justifica un poco más la cotidianidad. La dota de un mayor sentido. Sin el arte, ¿para qué?
Ciertamente, el hecho de sentarse en una butaca en la oscuridad, escuchar los murmullos alrededor, sentir los sonidos breves que se amplifican, la mezcla de incertidumbre y adrenalina anterior al comienzo de la obra, la presencia de otros cohabitando el espacio, son elementos que cobran una especial dimensión en esta coyuntura. Claro está que las sensaciones que genera el encuentro teatral jamás serán las mismas que las de sentarse en un sillón, por más cómodo que pueda ser.
Por su efecto intransferible, el teatro prevalecerá.
Las luces escénicas del Tinglado se encienden y en el escenario se observa la cocina de un bodegón. En el pintoresco lugar aparece Oscar (Gaby Almirón), quien es un verdadero maestro del arte culinario. Apasionado y alegre, prepara una pomarola con la dedicación y la disciplina de quien ejecuta un ritual milenario. El personaje está tan bien compuesto que, aunque su acción de cocinar sea meramente ficcional, consigue generar el efecto ilusorio del calor, los aromas y los climas propios de una cocina. Desde el primer minuto, uno tiene el deseo irresistible de sentarse a comer allí, en esa mesa.
Las visitas imprevistas del día serán la bisagra en la vida de Oscar. A partir de allí, para bien y para mal, se gestará un largo trayecto surcado por la gracia y la desdicha en partes iguales. Un error imprescriptible y un amor perdurable nacen y la fecha se transforma en efeméride a conmemorar y recordar junto a Cindy (Daniela Nirenberg), su hija, y Toni (Andrés Vicente).
“30 Aniversario" es una obra de alto voltaje emocional que transita en clave de humor dramático, las glorias y las tragedias de la vida de los protagonistas. El amor, el engaño, la ausencia, el perdón, van atravesando a los personajes, que con un sentir profundo y tierno van lidiando con el vaivén del devenir. La cocina opera como metáfora para digerir la tragicomedia. La receta plagada de sabores y sinsabores que componen las vidas de Oscar, Tony y Cindy son también, al fin y al cabo, comunes a la condición humana. A la vida en sí misma. Por eso y por la virtud actoral, es fácil reflejarse, reírse y emocionarse.
Las tres actuaciones son para reconocer y aplaudir. Comprometen el cuerpo y asumen el riesgo de transitar poderosos estados emocionales. La música se mezcla con el guión y se suceden momentos verdaderamente épicos.
Salimos del Tinglado con A, quien me acompaña esta noche. El jueves invernal y la noche fresca obliga a apretar el paso. Buscamos algún lugar para comer. La obra da hambre. Llegamos a la pizzería de la esquina y nos sentamos. Con frío, pero extremadamente felices de haber ido al teatro y mucho más de la obra que acabamos de ver, nos ponemos a conversar. Se que con A, la profundidad emergerá naturalmente en cada diálogo. Es un acierto haberla invitado. Además, es mi vieja.
Recomiendo mucho esta obra. Para adquirir las entradas podés entrar al siguiente link: https://www.alternativateatral.com/obra74250-30-aniversario
Si te gustó esta recomendación, podés seguirme en redes. IG: @arielmaurob
¡Hasta la próxima!
Ficha técnica:
Autores: Andrés Vicente, Gaby Almirón, Pablo Peppino
Elenco: Óscar: Gaby Almirón. Toni: Andrés Vicente. Cindy: Daniela Nirenberg. Marcela: Daniela Nirenberg
Dirección: Marcelo Serre
Diseño de Escenografia y Vestuario: Sabrina López Hovhannessian
Realización Escenográfica: Ivan Salvioli
Comunicación + Media: Duche&Zárate
Musicalización: Fernando Nápoli
Diseño de Iluminación: Miguel Morales
Producción: Carolina Medina Bernal
PRODUCCION GENERAL: Andrés Vicente
TRIPTIKO PRODUCCIONES (Colombia-Argentina)