En el día de ayer la filial argentina de la empresa LATAM tomó la decisión de irse del país dejando así a 1700 familias en la calle, pero no cualquier tipo de trabajador, sino pilotos, técnicos y tripulantes de cabina cuya formación hiper especializada y dedicada los limita a desarrollarse únicamente en el rubro aeronáutico. Nuestro país tiene un mercado aerocomercial que ha sido bombardeado durante los mandatos kirchneristas con el único fin de favorecer a Aerolíneas Argentinas a costas de las demás empresas, y que apenas pudo comenzar a levantar la cabeza durante el mandato del expresidente Mauricio Macri, haciendo casi imposible la reinserción laboral de este tipo de trabajadores.
Si bien es cierto que el contexto global de la pandemia se ha llevado puesto principalmente a los rubros turístico y aerocomercial, y que por este motivo LATAM se presentó a concurso preventivo en EEUU aún seguirá operando en Brasil, Perú, Ecuador, Paraguay, Colombia y Chile pero… ¿y Argentina? ¿Qué pasó? ¿Cómo llegamos hasta acá? Bien, hagamos un breve recorrido por lo que puede entenderse únicamente como un plan sistemático para ahogar a LATAM como un femicida que acosa a su víctima atormentándola durante años antes de matarla para que nadie más la tenga ni posea, obra digna de un gobierno piscopata y enfermo.
Al verse reducidas sus operaciones en un 90% e imposibilitada a realizar despidos -debido al decreto vigente- la empresa se amaparó en el artículo 223 bis de la Ley de Contratos de Trabajo que establece que por casos de fuerza mayor externos el empleador puede pagar una serie de asignaciones no remunerativas que reducen las cargas patronales únicamente al pago de la obra social y un fondo solidario, además de un monto acordado entre los empleados y el empleador de manera temporal. Ante todo esto los sindicatos salieron a despotricar contra la “intransigencia empresarial” -sí, el colmo- y se ve que el tirón de orejas de los gremialistas todopoderosos llegó al Ministerio de Trabajo donde su titular, Claudio Moroni, tomó cartas en el asunto y a fin de mayo instó a LATAM a pagar el 100% de los salarios. Y claro… pasó lo inevitable; La empresa se fue y en consecuencia quedaron en la calle todos los afiliados que los gremios y el gobierno decían defender.
El accionar del gobierno kirchnerista y los sindicatos es tan retorcido como cínico. Se llenaban la boca y escribían comunicados conjuntos entre APLA, UPSA, APTA y APA hablando de “precarización laboral” y “conducta anti-sindical” cuando ellos fueron los que hicieron devenir en desgracia a sus propios compañeros, y digo ellos porque son cómplices responsables con el gobierno. Biró, Cirielli y cía. eligieron la precarización de la pobreza, en lugar de una -mal denominada- “precarización laboral” temporaria.
Cómo si no fuera poco el daño que ocasionaron, continúan exigiendo y demandando que se le quite el permiso a LATAM de operar sus vuelos internacionales desde y hacia la Argentina. Todo en favor de Aerolíneas Argentinas. Todo en favor del monopolio y las tarifas altas para que los pobres no puedan volar y se mueran viajando en micro en las tétricas rutas argentinas. Todo en favor de cumplir el sueño comunista plagado de miseria y desesperanza.