El mercado aeronáutico en los últimos años ha brindado pasos agigantados en cuánto a su avance respecta. Podemos pensar en la nueva modalidad de volar que tenemos en nuestro país con la llegada de algunas Low Cost, y la influencia (o la obligación) que tuvieron y tienen las demás aerolíneas que volaban antes, de ajustarse o mimetizarse con la modernidad aeronaútica.
Por Micaela Liberti
Pero no sólo se ven avances o cambios en nuestro país. A nivel mundial se está desarrollando desde hace un par de años, una industria aerocomercial mucho más grande y con mayor competencia.
Lo cierto es que no sólo se trata de que haya más cantidad de aviones volando, si no, tener mayor eficiencia al hacerlo. Y la eficiencia es lo que más importa al volar. La carrera por lograr la mayor eficiencia ha comenzado, y los fabricantes de modelos de aviones saben que estos años son decisivos para el futuro inmediato de la aeronáutica comercial.
Y si de eficiencia se habla, los aviones modernos están utilizando en sus fuselajes compuestos de plástico, fibra de carbono y metales más livianos como el titanio. El problema aquí es abaratar los costos de producción, y ser más eficientes. Por ejemplo, se implementan robots en la construcción de ciertas piezas en las cuales se realizaban a mano. Además, se busca la mejor forma aerodinámica del ala, adhiriendo unas aletas en el extremo de cada una, para lograr mayor sustentación. Siguiendo en esta línea de modernización, las turbinas, buscan mayor velocidad con menor gasto de combustible, lo que incide en la emisión del dióxido de carbono, que afecta directamente al cambio climático y que actualmente son los responsables del 2% de las emisiones globales.
Lo que sucede con la avanzada tecnología de los aviones es que pueden volar durante mucho más tiempo, a distancias mucho mayores. Esto se desprende que el pasajero estará en el avión por más horas y necesitará divertimento y distracción. Antes -en muchas aerolíneas todavía lo tienen- la diversión y/o el esparcimiento eran las pantallas en los asientos o dispositivos electrónicos con una acotada o basta carpeta de juegos, películas, series, libros o música. Hoy y el futuro es el Wi-Fi. Y no sólo en los dispositivos del avión propio, si no que se busca que los pasajeros lleven consigo su propio dispositivo y se conecten al Wi-Fi del avión, disfrutando de contenidos que les proporciona la misma aerolínea o que el pasajero tenga libre acceso a Internet y lo que desee realizar.
Volviendo a la eficiencia de la aeronave, es importante resaltar que debido a la maravilla de la tecnología moderna, hoy en día los sistemas de navegación son tan exactos que permiten recorrer casi todo el vuelo de manera autónoma. Es un fenómeno increíble y a la vez, conlleva un gran entrenamiento al personal, para capacitarlo de manera correcta y eficaz. El lado oscuro de esta genialidad moderna se ve reflejado en el exceso de confianza que tienen los profesionales de la aviación ante la lógica y confiabilidad de sus propios sentidos, que pueden verse en algunos de los últimos accidentes aéreos de estos años. De hecho, los pilotos experimentados que han aprendido en los años 60 y 70 a volar, pudieron aprender las dos fases que les ha enseñado a no confiar a ciegas en la modernidad.
La realidad aeronáutica que vivimos nos hace entender que el futuro es ahora y que se mueve tan rápido como la velocidad del sonido. Si bien la tecnología no es perfecta, debemos saber entenderla y aprovecharla al máximo, para poder lograr mayor seguridad y eficiencia al volar.
