Las aerolíneas low-cost son tendencia desde la década del 90 en el mundo. En 2017, llegaron a Argentina, pero no tuvieron una buena experiencia. La sociedad argentina desconfía de estas líneas aéreas, pero es indiscutible que ampliaran el mercado aeronáutico.
Por Matías Acerbi
Las líneas aéreas de bajo costo ocupan gran parte del mercado aerocomercial. Se diferencian de las aerolíneas tradicionales en la estrategia comercial que utilizan: reducir los costos de producción y así poder lograr un menor costo de pasaje. Esta estrategia se lleva a cabo a partir de varias medidas, como por ejemplo la utilización de aeropuertos alternativos, donde las tasas de aterrizaje, parking, y uso de aeropuerto son menores. Tratan de eliminar todo lo prescindible dentro del vuelo: servicio a bordo, servicio de equipaje, check-in en el propio aeropuerto,etc. Si el pasajero desea obtener estos servicios se cobrará un extra.
Este término puede ser relativamente nuevo y desconocido en nuestro país, pero a nivel mundial las empresas low-cost ya se han instalado y ocupan gran parte del mercado. Por ejemplo, en España, las compañías de bajo costo ocuparon durante la segunda parte del año más de la mitad (52,2%) del tráfico total aéreo, frente a las tradicionales que comandaron el 47,8% de los viajeros aéreos, según datos de la subdirección general de Conocimiento y Estudios Turísticos española.
La audiencia pública desarrollada el 7 de Septiembre de 2017, dio lugar al comienzo de la era low-cost en la Argentina. La primera aerolínea de bajo costo que operó fue FlyBondi, que no empezó con el pie derecho. En el vuelo inaugural de la empresa, el Boeing 737-800 despegó de Córdoba y tuvo una falla técnica con uno de sus motores, sin embargo, no se declaró en emergencia y volvió al aeropuerto sin problemas. En mi opinión, si este evento sucediera en un vuelo de AR o LATAM, no tendría mucha repercusión ya que estas aerolíneas tienen construida una reputación a nivel mundial. Pero al suceder con uno de los aviones de la tan cuestionada FlyBondi, y además, al sumarle todos los incidentes que tuvo esta empresa (demoras y cancelaciones), a la sociedad le genera desconfianza volar con esta empresa, y con cualquier otra línea aérea low-cost, ya que piensan que es insegura. Otras compañías aéreas Norweigan Air Argentina, Avianca Argentina, y algunas más. Es muy importante que estas líneas aéreas tengan otro desempeño y puedan revertir la reputación que FlyBondi adaptó sobre las "low-cost". Permitiría una llegada de muchas más empresas, más rutas, más pasajeros, y en conclusión, habría una explotación del mercado aerocomercial y turístico del país. Se podría conectar más puntos del país que no tienen acceso aéreo, y que por esa razón, la gente no los visita tanto.
Por el otro lado, los aeropuertos no están preparados para recibir tanto tráfico de pasajeros, no sólo hablando en términos de infraestructura aeronáutica, el problema que más sufren los aeropuertos argentinos es la carencia de accesibilidad mediante transporte. Por ejemplo, el caso de AEP y EZE. Los dos aeropuertos cuentan con posibilidad de construir una estación de tren/subte que tenga parada en la puerta del aeropuerto y no la tienen. Otra barrera que presentan las aerolíneas que desean entrar al mercado son los pisos tarifarios, un límite mínimo que no pueden superar.
En conclusión, el mercado aeronáutico de nuestro país esta en expansión. Es importante que las nuevas líneas aereas de bajo costo se instalen en el país, para poder brindar más opciones al pasajero, y poder satisfacer sus necesidades. Pero deben contar con proyectos serios y con capacidad de poder operar y cumplir con sus vuelos, de esta manera, se verá una expansión que beneficiará no sólo al sector ligado directamente al turismo, sino que abrirá muchas puertas de trabajo (ya sea dentro de las aerolíneas, o por resultado de la llegada de estas a nuevos puntos dentro del país). Por parte del Estado, también es necesario que se presenten proyectos de ampliación de infraestructura aeronáutica (pistas, slots, terminales) y de ampliación de transporte público, donde los pasajeros puedan llegar al centro de la ciudad sin necesidad de pagar un taxi o un remis.
