Llegar a Uriondo, es llegar a un lugar en el cual la uva y las viñas son las protagonistas, un lugar que, cuando empiezas a caminar te das cuenta que sus casas mantienen las tejas y la construcción de adobe de la época de la colonia, que cada casa tiene su parra, en la ventana, en la calle, en el fondo.
Y miras el valle y sientes que esa naturaleza fecunda, exuberante, te abraza y ahí es donde empiezas a entender la alegría de los chapacos, que te reciben como uno más de su comunidad, te invitan, te hacen partícipe. Y es que la alegría, aquí, es parte de la identidad de los habitantes del valle, la sonrisa está en cada uno de ellos. El canto, el baile, el brindis, los recitados, son una forma de comunicarse de los chapacos. Esa naturaleza, el clima, el paisaje han dado forma a esta filosofía de vida tan característica y acogedora.
Es la tierra del “te invito” esa forma tan especial, de hacerte parte. El ritual consiste en tomar la copa de vino y, antes de beber debes decir “te invito” a alguien que tú decides, y esa persona, luego, también , antes de beber , repite el “yo te invito” a otra, y así hasta el infinito, en rondas de recitados y música, donde el vino nos hace hermanos.
De raíces muy marcadas, la cultura y las costumbres tienen un lugar muy importante: son el resultado de diferentes etnias y de la influencia de los conquistadores españoles.La música es parte de la vida aquí, casi todos tocan instrumentos, cantan, recitan, y bailan cuecas, improvisan, son muy creativos. Su gastronomía es variada, con toques picantes. Esos sabores y aromas intensos se combinan con singani, chicha y vino. El saice, la sopa de maní, el picante de pollo, no faltan, como tampoco los dulces como las hojarascas, los pasteles y las empanadas.
El pueblo chapaco, es un pueblo devoto, respetuoso de sus costumbres religiosas, y sus fiestas son multitudinarias. En Uriondo, existe una serie de iglesias antiguas y santos muy venerados, como la Virgen de la Concepción, Santiago, la Iglesia de Juntas del Rosario, que posee la imagen del Señor del Milagro y es donde se hallan enterrados los primeros curas que llegaron allí, la Virgen de Chaguaya, entre otros.
Existe además, un atractivo paleontológico en la región, ya que aquí se encuentra el yacimiento fosilífero más rico del continente. En este valle se encontraron fósiles de 4 metros de longitud del denominado Mastodonte o Elefante Andino, hoy expuesto en la Universidad Juan Misael Saracho.
Y hablemos del vino: Uriondo es la zona con más alta producción de vid en Bolivia. Desde 1539, en que los colonizadores trajeron los primeros sarmientos a hoy, mucho ha pasado. Desde que las vides rústicas se encontraban en las huertas de las casas, y se usaba la uva para consumo familiar y el vino para la iglesia, se ha evolucionado notablemente. Poco a poco, comenzaron a aparecer las bodegas, se fueron expandiendo, y surgió el singani (aguardiente) típica bebida boliviana, destilado fuerte de uva moscatel de Alejandría.
Hasta que, en 1960, comienza la transformación a una vitivinicultura moderna, en la cual hoy, el Valle produce el 95% del vino de Bolivia y el 97 % del singani. Las características que tiene el valle en altura y clima, hace que se produzcan vinos profundos en aromas, colores y sabores, que dejan sensaciones únicas en los sentidos. En marzo, la Fiesta Internacional de la Vendimia chapaca convoca a miles de personas a celebrar la cosecha de la uva y presentar los vinos de temporada. Música, alegría, arte, gastronomía, vinos y singanis se conjugan con la alegría de compartir en familia y con amigos.
Si tuviera que describir lo que se siente cuando se llega a Uriondo, diría que la magia de la naturaleza, la música, la alegría y el vino te abrazan y te transportan. Sos feliz, como son los queridos chapacos.
Y, como dijo Sergio Lea Plaza:
Uriondo, donde el vino hace magia, eres el alma de Tarija. ¡Te invito!