Todos en nuestra casa seguramente tenemos un mate, pero quizas poco sabemos de este producto salvo prepararlo y tomarlo. ¿ Alguien sabe que Argentina es el primer productor de yerba mate a nivel mundial? ¿Y que se ha intentado sin resultados cultivarla en otras lugares del mundo más allá de Misiones, Corrientes, Paraguay y el sur de Brasil? ¿Que Siria es el principal comprador de este producto? ¿Que, tal como sucede con el vino, aparecieron catadores de la yerba mate? .
En Argentina y por que no en Uruguay somos expertos en el mate, conocemos todo respecto a su correcto cebado. Sin embargo, hay más por saber de la infusión que nos acompaña día a día.
Por eso, para responder las preguntas del primer párrafo y profundizar más sobre el tema habrá que acudir a las fuentes: la Ruta de la Yerba Mate.
Allá vamos.
Ingresamos a este circuito que cubre 700 km. de senderos de tierra colorada, partiendo desde Yapeyú (Corrientes) hasta Iguazú (Misiones). Nos encontramos con los tareferos, que con sus manos hábiles de movimientos raudos podan la planta de la yerba mate mientras sueltan algunas palabras en un extraño dialecto que mezcla guaraní, castellano y portugués. Nos asomamos para pispear los entretelones de los establecimientos yerbateros y vemos a los catadores que llegan a probar 200 infusiones por día para obtener la alquimia ideal.
Escuchamos a los lugareños que nos cuentan sobre la leyenda del origen de la yerba: un labrador guaraní que salvó a una mujer de un jaguar y luego le proporcionó comida. Ella, que en realidad personificaba a la Luna, en agradecimiento le regaló una planta que “despierta a los dormidos, corrige a los haraganes y hace hermanas a las gentes que no se conocen”: la yerba mate.
Desandando la ruta el turista intrépido va cosechando cientos de vivencias, por lo cual si bien existen derroteros de medio día, para los que están de paso en su viaje a las Cataratas, por ejemplo; también hay opciones más extensas para los que deseen profundizar más en este producto con DNI argentino. Porque, como dice Ernesto Barrera, coordinador del Área de Turismo Rural de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, y uno de los mentores del proyecto, “muchos países del mundo tienen rutas del vino y/o bodegas abiertas al turismo: Uruguay, Chile, Brasil, Bolivia, Perú, México, USA y Canadá las tienen, pero ¿rutas de la yerba? Solo Argentina por ahora, y cuando mucho podrán tenerlas Brasil y Paraguay, ¡pero nadie más!”
La brújula marca el norte de Corrientes como primera aproximación. Colonia Unión, Colonia Leibig y Gobernador Virasoro son los principales destinos de este derrotero, que puede extenderse hasta Colonia Carlos Pellegrini, al sur, puerta de ingreso a los Esteros del Iberá. Aquí comenzará a entenderse la esencia de la propuesta de la Ruta de la Yerba Mate, basada en incorporar a toda la cadena productiva, desde los yerbateros, la agroindustria y los restaurantes, hasta los tareferos. Todos, grandes y pequeños. “Los productores chicos tienen muchas dificultades para ser competitivos y por ende su calidad de vida cada vez cae más. Pensábamos en generar oportunidades para estas familias sabiendo que se trata de un camino largo, que no es para todos, pero que es un buen paliativo para muchos”, dice Barrera.
Es por eso que en Colonia Unión podrán visitarse algunos pequeños emprendimientos. Otra modalidad impuesta en este tipo de producción es el de las cooperativas: Colonia Leibig es un ejemplo de ello. Antaño pueblo ligado al comercio con Inglaterra, hoy es morada de la Cooperativa Leibig, una yerbatera con secadero artesanal que reúne a más de 100 pequeños productores. No deje de probar la marca Premium lanzada hace cinco años en conmemoración de sus 80 años de vida, que posee un período más largo de estacionamiento permitiendo optimizar sus cualidades organolépticas. Cébelo en un mate de vidrio forrado en cuero producido allí mismo, para, según dicen desde la cooperativa, beberlo en las mejores condiciones.
La contrapartida de estos establecimientos es Las Marías, ubicado en Gobernador Virasoro, este mega emprendimiento es al mismo tiempo fábrica, pueblo, reserva ecológica y sitio histórico. Por lo tanto, además de conocer de cerca el proceso de elaboración de la yerba mate, el viajero podrá disfrutar de más de 10 mil hectáreas de bosques; visitar La Mayoría, el antiguo casco neocolonial; o llevarse recuerdos de la tienda de souvenirs. Siempre a la vanguardia, Establecimiento Las Marías creó variantes como Unión Relax, la yerba con bajo contenido de mateína; o Unión Bio, con prebióticos naturales que ayudan a mejorar la salud del sistema digestivo.
Y ahora Misiones.
Posadas constituye un buen prolegómeno para el resto del circuito, pues allí se levanta la Galería del Mate, donde se exhiben y venden decenas de marcas de yerba y variedad de souvenirs alusivos. La estancia Santa Inés es otro destino que vale la pena, ya que fue una de las pioneras en tener molino con marca propia. Además, allí se ofrecen actividades ecoturísticas por la selva y excelente gastronomía con platos elaborados a base de… ¡yerba mate!
Bautizada como “la capital nacional de la yerba mate”, Apóstoles debía formar parte de la ruta. La Casa del Mate, la Expo Yerba, la Fiesta Nacional de la Yerba Mate, el Museo de la Yerba Mate y los varios emprendimientos yerbateros que se encuentran allí explican el por qué de su apelativo. Hágase un tiempo para recorrer el Museo Juan Szychowski, ubicado en La Cachuera, que produce la yerba mate Amanda. Como corolario perfecto, la misión jesuítica de Santa María amerita una visita.
Desde el Parque Nacional Iguazú, el destino obligado es la Cooperativa Yerbatera Andresito, hacia el este. Con varios productos interesantes como la yerba mate soluble o en saquitos, el kit “Andresito” es un must que incluye el combo de la yerba, el termo y el mate. Hacia el sur, y ya con el mate como fiel compañero de viaje, nos topamos con Eldorado, antesala del establecimiento Juan Alfredo Imhof, que ofrece visitas guiadas y cuenta con un museo; y Montecarlo, con la cooperativa homónima. Más al sur, la Cooperativa de Yerba Mate de Santo Pipó también organiza visitas guiadas. Pruebe la yerba mate Piporé sabor naranja y disfrute de los senderos y las actividades ecoturísticas de la Fundación Alberto Roth.
En el camino hacia las Cataratas, las minas jesuíticas de San Ignacio Miní representan un clásico ineludible. Desde allí haga un desvío a Kraus, que elabora yerba orgánica. Y que también ostenta el sello de producto kosher. Sin duda, la yerba hoy tiene múltiples variantes… como los caminos que pueden emprenderse por Corrientes y Misiones, donde se despliegan más de 180 emprendimientos ligados a la Ruta de la Yerba Mate. Habrá que prepararse para un próximo viaje por las tierras coloradas bendecidas por este producto bien argentino.