Mucho se dice sobre las empresas de alto impacto, y sobre los inversores que invierten en ellas; pero: ¿Cualquiera se puede proclamar como “empresa de impacto”? ¿Cuáles son sus particularidades?
La crisis actual nos demostró la importancia de tener una economía más resiliente, sustentable e incluyente. Si un virus puede poner de rodillas a las economías más importantes del mundo;¿Qué pasaría con potenciales crisis ambientales o sociales a las cuales nos están llevando el cambio climático y las desigualdades sociales?
La ONU ha identificado los 17 desafíos más importantes a los que debemos responder como sociedad. Los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible (Sustainable DevelopmentGoals, en inglés) nos son de utilidad para preguntarnos si, sea en nuestras vidas personales o en nuestro trabajo, estamos haciendo avanzar o retrasar los problemas societarios y ambientales. Entre ellos están la erradicación de la pobreza, la equidad de género, educación para todos, consumo responsable, etc.
Algunas empresas centraron su propuesta de valor sobre una solución concreta que responde a alguno de esos problemas. Se trata de las “empresas de alto impacto”.
Podemos tomar como ejemplo una empresa que desarrolle una tecnología que dé acceso a una educación de calidad a comunidades humildes, otra que disminuya el consumo de agua en el campo, o finalmente una que contribuya a limitar el daño a la fauna en zonas de riesgo.
Se identifican por dos características principales:
1. Su intencionalidad: es decir que su impacto no es casualidad; sino que los gerentes buscaron activamente tener un impacto positivo sobre la sociedad.
2. Su impacto se puede cuantificar: No es suficiente autoproclamar que tenemos un impacto positivo. ¡Hay que demostrarlo con números!
¿Y qué pasa con las empresas que no son puramente de alto impacto?
Por supuesto que una economía tiene empresas que responden a otras necesidades fuera de las mencionadas arriba. Un panadero, un mecánico o un contador también juegan un rol importante.
Mi visión es que la clave está en hacerse la siguiente pregunta: Quizá no esté haciendo avanzar nuestros desafíos de desarrollo; pero: ¿Dónde puedo mejorarme sin atrasarlos ni obstaculizarlos?