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Pon un queso en tu Camino de Santiago



De mil maneras puedes hacer la Ruta Jacobea en Asturias, y todas ellas son gratificantes, distintas… A pie, en bici, en coche. Formas diferentes de abordar el Camino de Santiago más antiguo, y cualquier de ellas te permite conocer de verdad la tierra y sus gentes, su historia o sus historias, su cocina, sus inquietudes, sus lugares preferidos, sus leyendas… ¡tantas y tantas cosas!.



La Ruta Jacobea, eso sí, requiere energía y ganas. Por eso, una de las recomendaciones que te hacemos es una alimentación sana y de la tierra, y aprovechando que Asturias es tierra de quesos artesanales, de elaboraciones ancestrales llenas de buen condimento y sabor, te sugerimos que pongas un queso o varios en tu Camino, y se te hará más llevadero e interesante.



 


 



 



Comenzando por las tierras más orientales: bajo el influjo quesero de Peñamellera



 



Llegamos a la puerta más oriental de Asturias, y allí en las tierras costeras de Ribadedeva y especialmente en las interiores y montañosas de Peñamellera, encontramos el gusto por el ganado y por los buenos quesos. Desde siempre Peñamellera ha sido tierra aledaña de los Picos de Europa, y su vida y subsistencia ha estado marcada por el pastoreo en la humanizada cordillera del Cuera.



Desde antaño hasta hoy los quesos de Peñamellera llevan escrito en su ADN el esfuerzo de los pastores, que encuentra parangón en el de los peregrinos en su deambular jacobeo. Así que lo mejor, traspasada la frontera y adentrados en el Principado de Asturias, es tomarse un tentempié con un buen picón, o con uno de tres leches - vaca, oveja y cabra -.



Así, a la sombra de las palmeras de las casas de indianos, y entre casonas asturianas, y palacios renacentistas, Peñamellera y sus quesos nos acogen y nos despiden…





Bufones y quesos en Pría



 



La costa continúa siendo tu compañera, y ahora empieza a sorprendente con acantilados imposibles agujereados como si fueran un queso, y es que la mar es la mejor amiga de la roca caliza, y lleva miles de años acariciándola y colándose en su alma. Así surgen los bufones, cuya estela es completamente visible en las mareas vivas y en los temporales.



Y entre cuevas y cavidades varias, playas recónditas, la sombra del Cuera y los Picos de Europa, y la calma de las gentes del lugar, no tardarás en degustar un buen queso de Pría, ahumado o no, o el sabrosísimo de tres leches - vaca, oveja y cabra -.



Dejarás con nostalgia este tramo, pero pronto el Camino de Santiago volverá a sorprenderte.





Prerrománico y quesos con sidra en Villaviciosa



 



Poco a poco las tierras de Villaviciosa salen a nuestro encuentro, y son todo un descubrimiento. Una imponente ría, con sus molinos de mareas, con sus embarcaderos, con sus islas salvajes, con sus refugios para las aves migratorias, y al final una playa. Y muy cerca el Prerrománico de Valdediós, y el Románico de Amandi.  Sin olvidar el puerto de Tazones y sus imperiales historias.



La huella del pasado nos sorprende y nos abruma, y nos vemos en la tesitura de tomar una sidra para paliar el esfuerzo del Camino, o un buen queso a la sidra, ya que muy cerca de Villaviciosa hay un quesería que ha inventado esta curiosa modalidad.





Llegando al Salvador, Siero y el queso de Varé se cruzan en tu vida



 



En Siero estarás ya muy cerca de la Catedral de San Salvador en Oviedo. Es la última parada antes de avistar la catedral ovetense para visitar al Señor. Las fuerzas flaquean, y la emoción te embarga. Así que esta situación habrá que resolverla de alguna manera. Y sin duda, una de las mejores es continuar con unas sidras, y esta vez acompañarlas de un buen queso de Varé, uno de los más afamados de Asturias.



Repuestos de tanto  cansancio, y con el equipaje cargado de emociones y recuerdos emprendemos rumbo a Oviedo, y entre nuestros enseres jacobeos no puede faltar un queso asturiano.





Afuega’l Pitu en tierras mosconas: la puerta quesera del Camino Primitivo



 



Tras la visita crucial a Oviedo, tomamos rumbo definitivo a la tumba del Apostol, y nuestra ruta será la del Camino Primitivo. Un Camino lleno de historias prodigiosas, de las que tomaremos buena cuenta en las distintas etapas, pero entretanto o mejor dicho, mientras tanto, alimentaremos no solo el alma, sino el cuerpo serrano que nos ha de transportar hasta el Finisterre.



Así que, dadas las circunstancias, qué mejor que una parada y fonda en la capital moscona, es decir, Grado, tal como consta en la toponimia castellana, y “Grao” en el sentir popular y común asturiano.



Pues resulta que estamos en Grao, y si nos coincide en domingo, genial, que tienen un mercado espléndido, donde podemos comprar un buen Alfuega’l Pitu, un queso de vaca de los más antiguos y arraigados en Asturias, de compacta textura como las gentes mosconas…



El sabor y la personalidad del queso Afuega’l Pitu nos acompañará por todo el occidente de Asturias.





Y como despedida del Camino asturiano: Grandas de Salime y el queso de Oscos



 



Cuando llegues a Grandas de Salime, tomarás conciencia de que estás en un territorio especial, de gran riqueza etnográfica, y donde la cultura castreña no ha desaparecido. La proverbial hospitalidad de los habitantes de la zona, te llevará a conocer el queso de Oscos, ya sea de vaca o de cabra.



Allí, al lado de una lareira (cocina tradicional), debajo de un hórreo, resguardo en el pórtico de una iglesia o sencillamente al sol, tomarás conciencia del Camino, el que has hecho y el que te queda por hacer… ¡Buen viaje!





¡Haz la Ruta Jacobea asturiana! ¡Te la damos con queso!



 



¡Saborea la Ruta Jacobea con tus amigos!


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