Por: Ivana Slipakoff
Este año concurrí por unos meses a la escuela de teatro Defensores de Bravard donde pude conocer un poco la propuesta de formación a cargo de Santiago Gobernori y Matías Feldman junto con otros docentes a cargo de grupos. Los ejercicios y las búsquedas son muy interesantes, indagan la disociación corporal y mental desde la práctica constante, mucha prueba y error, mucha concentración y mucho estar en el aquí y el ahora con toda la energía puesta.
Una vez más camino por Jufré hacia Gurruchaga para entrar al hermoso PH donde además de clases suceden muestras, ciclos cortos y obras. El espacio está compuesto por varias salas de ensayo y una gran sala donde actualmente se llevan a cabo las obras de Santiago Gobernori. Los sábados de octubre se pueden ver dos obras La verdad efímera a las 21hs y Pobre Daniel a las 23hs. En esta oportunidad voy a ver con una amiga la segunda propuesta de la jornada.
Pobre Daniel nos muestra sin filtros la relación de Daniel y Elizabeth -pareja de 7 años de antigüedad- y la relación de Elizabeth con su hermano Felipe. Estos vínculos se verán entrecruzados a lo largo de toda la obra. Felipe se inmiscuye entre su hermana y su novio, Daniel se involucra en los diálogos de Elizabeth con Felipe. La obra es intrincada y clara a la vez. Los conflictos que expone no son cosa diaria pero son tomados por los personajes como si lo fueran.
Felipe sale de un internado psiquiátrico luego de 10 años y decide instalarse en lo de su hermana. Felipe desconoce que su hermana convive con Daniel. Felipe sabe muchas cosas del pasado de Elizabeth que Daniel desconoce. Felipe quiere recuperar el tiempo perdido pero no sabe cómo. Felipe no puede controlar sus emociones fácilmente. Felipe quiere volver a formar una vida fuera del internado, ¿Podrá?
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Elizabeth y Daniel no están en un buen momento de la relación, los roces son constantes, Daniel se descontrola por cualquier cosa, se ve que viene enojado desde hace tiempo con ella y ya no puede manejarlo. Elizabeth quiere estar con su hermano pero le teme debido a que en su pasado Felipe ha sabido ser violento con ella y sus secuelas persisten en cada aproximación corporal que ellos tienen.
Vale aclarar a todo esto que la obra es cómica, podría decirse tragicómica. Es importante remarcarlo porque lejos estamos de ver una situación degradante (en cuanto a la relación de pareja) ni impactante/shockeante (en cuanto a la situación psiquiátrica de Felipe). Todo es tomado con mucho humor.
Se nota que la acción viene comenzada, siempre cuando improvisábamos en clases de teatro nos pedían que empecemos la escena ya empezada, valga la redundancia. Que el conflicto no sea un estado, que el conflicto sea un detonante en escena que modifique el estado con el que ya los personajes traen con ellos.
Daniel y Eli vienen mal como pareja y es muy gracioso -si, gracioso- como todo eso se ve en cada instante, en cada comentario y en cada acción. Voces sobre voces. Ellos se hablan encima del otro/a, no se escuchan, no les interesa escucharse.Es tan evidente que hasta en un momento Felipe lo expresa “ustedes no se escuchan”. Felipe viene, por momentos, a distender la crisis de pareja y por otros momentos a nutrirla contando hechos importantes de su hermana de los que Daniel no estaba al tanto. Todo esto sumado a que las emociones y el lenguaje que ellos usan es sumamente exagerado y preciso.
Buscan la exactitud en cada relato, contados con cierta histeria y euforia. Los detalles importan. Importa lo que Felipe desayuna, si toma café con azúcar o con edulcorante, importa que Daniel tenga una heladera llena de Fanta, importa. Y todo eso genera un aura divertida que va volviéndome adicta a la obra.
Felipe atraviesa junto con nosotros, espectadores, lo que significa salir de un lugar por el cual estuviste 10 años y se pondrá a prueba para saber si en realidad esta listo. Esta obra que termina mañana es adictiva, salgo con ganas de más y más, te atrapa en cada palabra, en cada diálogo. Los guiños al espectador son geniales y divertidos, somos parte.
La vida está hecha de instantes pero no se puede ser sensato todo el tiempo, dice Felipe. Y sí, así vivimos y eso experimentamos en esta obra. ¿Cuándo vale la pena ser sensato? ¿Cuándo vale realmente la pena dejar de lado la sensatez? ¿No somos acaso todos seres neuróticos que tratamos de lidiar con la neurosis del que tenemos alado?
Mañana 27/10 última función 23hs.
Ficha técnica
Dramaturgia y Dirección: Santiago Gobernori
Actuación: Manuel Attwell, Julián Cabrera, Paula Pichersky
Diseño de luces: Ricardo Sica
Realización de escenografia: Nicolás Ancona
Fotografía: Antú Martín
Pinturas: Juan Cruz Garcia Gutiérrez
Diseño de imagen: Lucía Vanin
Asesoramiento escenográfico: Vera Aricó
Asistencia de dirección: Ariel Bar-On
Prensa: Cecilia Gamboa
Producción: Zoilo Garcés
Teatro Defensores de Bravard
Duración: 60 minutos