El próximo 7 de julio, se cumplen tres años de la declaración del Parque Nacional Los Alerces como Sitio Patrimonio Mundial Natural de la UNESCO. Para esta reserva de biodiversidad de más de 250 mil hectáreas, ubicada al noroeste de Chubut, como para las localidades que conviven con ella en sus alrededores; este hecho marca un hito de notable importancia.
El 7 de julio de 2017, en la ciudad polaca de Cracovia, el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) tuvo su cuadragésima primera reunión anual. En ella, entre 35 propuestas, eligió al Parque Nacional Los Alerces para ingresar a su selecta lista de patrimonio protegido. La UNESCO dispuso en su Convención de 1972 para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural que ciertos lugares del planeta, por tener un “valor universal excepcional”, pertenecen al patrimonio común de la humanidad.
Esta convención cuenta en la actualidad con la ratificación de 193 países e incluye en su listado de Patrimonio Mundial a 1121 sitios: 869 culturales, 213 naturales y 39 mixtos. A través de este listado, se pretende proteger estos sitios de las consecuencias que puedan generar desafíos contemporáneos como el cambio climático, la urbanización descontrolada, el turismo de masas, el desarrollo socioeconómico sostenible y las catástrofes naturales.
“Esta declaratoria de 2017 fue un premio al esfuerzo, a la dedicación, a años de trabajo de conservación de distintas generaciones”, analiza Ariel Rodríguez, intendente del Parque Nacional Los Alerces tres años después. “Más de 80 años lleva el Parque Nacional desde su creación y el estado de conservación se debe al trabajo conjunto, al esfuerzo dedicado durante años no solamente del personal sino también de las personas que visitan el área protegida y tienen un compromiso para la conservación”, completa.
Biodiversidad en vivo
“La propiedad conserva una variedad de paisajes y escenarios. Contiene un extenso sistema de lagos y ríos naturales interconectados de agua clara. Estas aguas muestran colores espectaculares con tonos cambiantes de verde, azul y turquesa de acuerdo con la intensidad de la luz solar y la época del año. Los ríos y lagos cristalinos están rodeados de frondosos bosques valdivianos templados en un entorno de cordilleras, glaciares y picos nevados”, destacó la UNESCO al momento de la declaración. Remarcó que el Parque Nacional contiene, en medio de un bosque lluvioso de helechos, musgos, líquenes ycolihue, a una población milenaria de alerces (la segunda especie de árbol más longeva del mundo), cuya especie más grande mide casi 60 metros de altura y tiene unos 2600 años de existencia. “El Parque Nacional Los Alerces conserva un alto grado de naturalidad, lo que brinda una profunda experiencia al visitante”, concluía uno de los fundamentos.
Destacaron desde la UNESCO hace tres años que el Parque Nacional Los Alerces forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de la Argentina (SNAP) y que cuenta con un Área Intangible y una Reserva Natural Estricta. “Lo que se destacó con esta declaratoria es el estado de conservación virgen o prístino de estas grandes superficies, la integridad de más de 100 mil hectáreas sin mayores alteraciones que las propias de la dinámica del bosque y las especies emblemáticas que en él habitan; entre ellas, el alerce milenario”, apunta Rodríguez.
El intendente del Parque destacó que en Los Alerces convive una importante biodiversidad, consecuencia de su ubicación en el extremo sur del bosque andino patagónico con características particulares de selva valdiviana que llegan desde el valle chileno con precipitaciones que sobrepasan los 2500 milímetros al año en algunos sectores.
Una ventana al futuro
Rodríguez entiende que esta declaración excede a la protección del inconmensurable patrimonio natural del Parque Nacional Los Alerces y colabora indirectamente con el posicionamiento de la región a nivel nacional e internacional. Destaca, en este sentido, el trabajo mancomunado que se lleva adelante con las localidades vecinas para “desarrollar el turismo como eje principal de recurso laboral, cuidando el ambiente”. Se muestra convencido de que “la declaratoria de Sitio de Patrimonio Mundial es una herramienta de preservación de la biodiversidad y también de gestión para la gente de la región”. Entiende que con esta herramienta se pueden fortalecer las relaciones y multiplicar las oportunidades.
“El turismo internacional busca los Sitios de Patrimonio Mundial porque entiende los esfuerzos que implican estas declaratorias y pone en valor estas conservaciones”, asevera y concluye, mirando al futuro: “Hemos trabajado mucho con la Secretaria de Turismo de Esquel en estos tres años en Educación Ambiental y actividades de bajo impacto, pensando en el goce de las nuevas generaciones”.