Con las temperaturas bajas llegaron las primeras heladas a San Carlos de Bariloche, la ciudad más emblemática y visitada de la Patagonia. Por estos días, la nieve empezó a cubrir frondosamente los cerros y las montañas, haciendo que sus ya majestuosos paisajes luzcan el manto blanco tan particular que permite a grandes y chicos armar muñecos, arrojarse bolas o deslizarse en tablas.
Visitando la ciudad durante mayo, junio y julio (antes de que empiecen las vacaciones) se pueden evitar las aglomeraciones en los sitios turísticos, y por supuesto, conseguir tarifas más económicas en alojamientos, excursiones y restaurantes.
Oportunidades habrá muchas, ya que además de los fines de semana “comunes”, durante junio habrá dos fines de semana “largos”, que algunos sumarán para hacer una suerte de “vacaciones de invierno anticipadas” y tener diez días de corrido. Pero lo Bariloche es ideal también para una “escapada” de fin de semana o para cortar la semana con un viaje relámpago, ya que por ejemplo desde Buenos Aires en solo 2 horas de avión ya se llega.
Alojamientos como Villa Labrador, las cabañas premium totalmente equipadas ubicadas sobre el lago Moreno, muestran tarifas hasta un 30% más bajas que las que tendrán en vacaciones de invierno. Y lo mismo sucede con los pasajes aéreos y otros alojamientos de alta gama y no tanto.
En definitiva, si lo que se busca es despejarse en familia, solo o en pareja, en San Carlos de Bariloche los meses frescos son ideales para desconectar y vivir la nieve a pleno.