En la vida de este cultivo, que se extiende en una superficie de 101 hectáreas, localizadas en su mayoría en la zona media y en la ribera de Navarra, hay dos momentos clave para los amantes del pacharán y los que quieren descubrir su cuna: la floración de los endrinos en primavera y la recogida de los frutos y la elaboración de esta bebida en otoño.
Debido al carácter vecero de este cultivo, la cosecha de endrinas frescas en esta campaña será un 50 % inferior a la de 2019, año en el que se recolectaron 807.762 kilos, según avanza en una entrevista con Efeagro la secretaria del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Pacharán Navarro, Itziar Inza Elía.
La pandemia por el coronavirus también ha afectado al desarrollo de su actual campaña y en marzo la IGP tuvo que anular la primera Fiesta de la Floración de Endrino, con la que se pretendía dar un homenaje en un campo de Navarra a los 22 agricultores que han apostado por el endrino en la única comunidad autónoma que lo cultiva en España.
A pesar de este parón inesperado, Inza Elía, que también es Coordinadora de Promoción de la marca pública Reyno Gourmet, afirma que el Consejo Regulador sigue apostando por dar a conocer el valor de esta bebida y proyecta crear una Ruta Gastro Turística del Pacharán Navarro.
Y que en ella participen las seis empresas amparadas en la IGP: Zoco, en la localidad de Dicastillo; La Navarra (Viana); Baines (Pamplona); Basarana (Villava), Usua (Orkoien); y Azanza (Abarzuza).
¿Qué diferencia al Pacharán Navarro?
El pacharán en Navarra es la historia del éxito de unos agricultores que lograron domesticar el arbusto salvaje “Prunus Spinosa L.”, del que se obtienen las endrinas o arañones, para poder cultivarlo y elaborar esta bebida de baja graduación (entre 25 a 30 grados), que -como explica Inza Elía- en principio se disfrutaba en los hogares pero luego dio el salto a la industrialización.
El Pacharán Navarro ocupa la segunda posición en volumen de las 19 IGP de Bebidas Espirituosas españolas registradas en la Unión Europea, solo por detrás del Brandy de Jerez, y la primera en comercialización en el mercado interior.
Esta bebida se caracteriza por un “color rosado intenso” y unos “contrastes dulce y ácido, seco y afrutado, y suave e intenso”, debido a que no se obtiene mediante una destilación, y por su versatilidad para el consumo, incluida la cocina y propuestas actuales como base en la elaboración de cócteles.
Una bebida ligada a la historia de Navarra
Hay que remontarse a la Edad Media para tener constancia escrita de la presencia de este fruto en la región: en 1415, aparecía en el menú servido en la boda del noble Don Godofre de Navarra, hijo natural del rey Carlos III con Doña Teresa de Arellano.
Con el paso del tiempo, el pacharán evolucionó de producto medicinal a bebida en los hogares navarros, para finalmente pasar de la elaboración casera a la industrial en 1956, cuando salió al mercado la primera marca comercial; en los 80 su consumo se extendió a toda la Península y en el 2000 se consiguió la primera cosecha.
La domesticación del endrino
Ante la proliferación en Navarra de empresas que producían pacharán a granel, sin garantías sanitarias, en 1988 se constituyó la Denominación Específica -que en 1989 pasó a ser IGP-, y su Consejo Regulador, con la ayuda del Instituto Técnico y de Gestión Agrícola (hoy Intia), comenzó las investigaciones para domesticar a este arbusto silvestre.
Conseguir el cultivo de las endrinas era fundamental para asentar el futuro del pacharán, porque era necesario que “resultara agronómicamente rentable” y aportara a la industria un producto “de calidad” que “escapara de los avatares” del mercado cuando se tenía que recurrir a la importación.
La secretaria del Consejo Regulador recuerda que este hito se logró en 1997 y desde entonces el cultivo se extendió por Navarra hasta representar ahora el 90 % de la producción nacional.
Conocer la cuna del Pacharán
Entre las visitas guiadas con reserva que actualmente ofrecen las destilerías navarras está la de Zoco, muy cerca de la comarca de Estella-Lizarra, donde el visitante puede recorrer la finca de endrinos de la Condesa del Palacio de la Vega y aprender a diferenciar un buen pacharán con catas y talleres de cócteles.
El Camino de Santiago también se entrecruza para el visitante en la localidad de Viana, donde se encuentra la destilería La Navarra; en Pamplona, las opciones más cercanas son las empresas de Baines, Licores Usua y Besarana; y para adentrarse en la comarca de Estella, con el Monasterio de Iranzu como atractivo principal de visita, se encuentra Pacharáb Azanza, en Abárzuza.
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