Los últimos días de abril, la cosecha de la vendimia salpica de rojo purpúreo el paisaje patagónico de Chubut.
Se trata de un momento al año que convoca a cientos de turistas que arriban por los viñedos de Esquel y Trevelin, para vivir de cerca la síntesis del trabajo anual, que se materializará en la fabricación de los vinos.
La de este año es la cuarta vendimia de la Comarca Andina. Los dos días que dura la cosecha son determinados por las condiciones de la uva y el clima. Este año serán durante la última semana de abril.
Si bien esta región es nóvel en la producción de la vid, ha sido celebrada internacionalmente por la calidad de sus vinos. Se cosechan uvas tintas, de la variedad francesa Pinot Noir, que podría traducirse como “pino negro”. Se trata de uvas violáceas de forma cónica, cuyo racimo se asemeja a un pino invertido.
En un desvío de la Ruta 259 y a la vera del Río Nant y Fall, por segundo año consecutivo, la bodega “Viñas del Nant y Fall” abre sus puertas de manera gratuita, invitando a los visitantes a participar de la cosecha. Tras una breve charla introductoria, donde se explica el proceso y se comparten recomendaciones para la labor, cada visitante penetra en lo más íntimo de este proceso, que representa la línea de llegada de un año de crecimiento y desarrollo de la planta.
Para el productor es tan emotivo como la marcación del ganado para el ganadero. La primera experiencia, en 2018, acercó a muchas familias, incluso con tres generaciones (abuelos, hijos, nietos), quienes lograron sentir el contacto del trabajo humano con la tierra y el sentido de esta tarea paciente y gratificante.