En el centro de la legendaria Ruta 40 y rodeada de paisajes imponentes se encuentra la ciudad de Malargüe, que recibe al visitante con la calidez de su gente, siempre dispuesta a compartir toda su esencia cultural y su amabilidad.
Malargüe es un punto de partida para los turistas que llegan tanto en busca de adrenalina en las pistas de esquí como también para aquellos que prefieren tomarse unos días de relax y pausa. Desde el momento de la llegada se respira aire de aventuras, la Naturaleza se ve muy generosa e invita a adentrarse en los múltiples paisajes, la cordillera con sus cumbres nevadas, el llano infinito al otro lado y siguiendo al sur la Payunia, tierra de volcanes.
Como previa al inicio de las excursiones vamos conociendo más acerca de Malargüe y nuestros anfitriones nos indican que a diferencia de otras localidades, aquí no hay viñedos aunque sí podemos encontrar excelentes vinos como en toda la provincia, se destaca la producción de chivitos, papa semilla y ajo complementándose con una intensa actividad turística, minera y petrolera.
Un atractivo particular es el Turismo Científico, que convoca año tras año a una gran cantidad de visitantes, lo cual nos lleva a hacer una parada en el observatorio Pierre Auger donde nos cuentan que el objetivo de este proyecto es determinar la naturaleza, dirección de llegada de rayos cósmicos con energías superiores; con un área cubierta por estos telescopios fluorescentes, de 3000Km cuadrados es, hasta el momento, el más grande del mundo.
Luego de esta visita nos dirigimos al Museo Regional Malargüe, donde tenemos la posibilidad de recorrer una muestra histórica que abarca diferentes áreas como paleontología y arqueología, observamos reconstrucciones de excavaciones y fósiles. Una sección muy interesante relata la historia de los pioneros del lugar, establecimientos mineros y el principio del proyecto del centro de esquí, actualmente se realizan muestras semipermanentes cada tres meses, se coordinan talleres y visitas guiadas con las escuelas tanto del departamento como de otros puntos de la provincia y el país y la atención esmerada y exclusiva para todos los turistas que llegan al departamento.
Seguimos recorriendo la ciudad hasta el Complejo Planetario, el cual se compone de un conjunto de cuatro edificios, ordenados volumétricamente en una matriz de diseño de generación radial. Los espacios exteriores componen peatonales con espacios verdes y secos, organizados para que los recorridos propicien encuentros y visitas de elementos particulares como relojes solares, fuentes y naturaleza circundante. Desde la parte central sale una rampa a través de la cual la gente ingresa a una sala redonda que es el acceso al domo, espacio semienterrado donde se encuentra la cúpula, tuvimos la oportunidad de presenciar una función durante la cual nos maravillamos al volar por las galaxias, acompañados de la información específica brindada por el personal. Así transcurrió nuestro primer día en Malargüe, la aventura recién comenzaba.
Por Hernán Couste