GOURMET

ENTRE COPAS DE UN EMBARAZO

Prometimos no mezclar las cosas y sin embargo la noticia llegó entre Stradivarius y Terrazas. El mensaje de la gestante le hizo temblar la copa.


Por Ariel Iturbide.

Los “buenas noches señor” se me pegaban y acompañaban a través de todo el foyer, lo se…no es un teatro, pero su vestíbulo me dió esa sensación. La lujosa entrada en el The Brick Hotel simplemente invita a seguir descubriendo su parte visceral. Más en nuestro caso que sabíamos lo que nos esperaba. Si, para beneplácito de nuestros paladares le tercera Feria de vinos de Alta Gama Buenos Aires.

Papilas enjuagadas y ya abocado en profundidad a la cata profesional de estos brebajes (y digo profesional porque en las grandes catas el vino no se traga, sino que se prueba y luego se descarta en alguna frappera devenida en escupidera) me increpa un muchacho flanqueado por dos amigos señalando mi cámara…-“sos fotógrafo del evento?”… le digo que no, que es un trabajo para Turismocero.com; visiblemente nervioso él y yo aún sin saber que quería, toma su celular y me enseña su último mensaje de whatsapp…-“ves, me acabo de enterar y quiero que lo publiquen! Hoy estamos de festejo!”-… me dice con un vaso de Jura tambaleante en su mano, salpicando gotas doradas de humo y árbol por toda la alfombra de la sala como bendiciendo mis pies. El mensajito venía con la emoción de las gestantes, con la ansiedad de las nueve lunas y con un “efectivamente embarazada”. Así le contaba su mujer a este muchacho que iban a ser papá y mamá o ya lo estaban siendo.

Tomo la fotografía de las copas a medio catar y el mensaje del destino en cuestión, un apretón de manos y los deseos y augurios esenciales para estos casos. Luego sigo mi ronda vínica.

“Vení, quiero que pruebes este Stradivarius…te va a gustar” señalando un Los Stradivarius de Bianchi, Candelaria me invita con la soltura de quien sabe y con la seguridad de quien conoce mis gustos. Es un “yardo” como se refieren al Chardonnay los sommeliers y habitués de copas, mientras aprieto el paladar abro mis oídos porque sé que viene su descripción…-“Hmm sentís? durazno, ananá, cítricos, vainilla?”-… y yo no sé qué es, si sugestión o confianza pero a medida que lo describe voy identificando esas notas en mi boca, cosa’ e mandinga.

Dos bodegas más allá y el ya “etílicamente cariñoso” novel papá me abraza con un…-“sos el primero fuera de mis amigos que lo sabe”-…y se va lleno de sonrisas, esas que ostentan orgullo y escoltado por sus dos ahora zigzagueantes amigos.

En estas ferias, el tiempo transcurre en copas, no relojes ni celulares. Y ya pasadas las cuatro copas menos diez se empiezan a ver demostraciones afectivas desmedidas entre los “catadores” y los feriantes.

…-“Trumpeter Rosé, súper pálido y aromático. Buen equilibrio entre frescura y fruta, compota y pasas…ah y también flores, me encantó! ”-…dice mi sommelier personal cuando yo recién llegaba al stand de la familia Rutini. Ella con copa en una mano y libreta de anotaciones naranja en la otra, la que lleva a todas las ferias para dejar ahí las impresiones de su cata.

Luego nos acodamos al ladito de una caja de madera de Cheval des Andes, era un 2014 y …-“necesita por lo menos media hora de reposo en decanter, hay que esperar”-…me aclara su representante así que nos movimos con el cronómetro puesto hasta el sector gastronómico. Quesos, chocolates y algún embutido tentaban las panzas inundadas de iconos embotellados (lo de probar y descartar en frapperas quedó en las primeras tres copas). Ahora invito yo…-“Vení, probá este chocolate”-…es de La Goulue, el único relleno con vino. Torrontés, Extra Brut, Cabernet, Malbec y ahora lanzando un Malbec dulce que promete (y cumple porque ya lo probamos) ser una exquisitez.

Faltan unos minutos para que el decanter haga su efecto aireador en el Cheval y para allá vamos. En el camino vuelvo a saludar al novel padre aunque esta vez sin sus amigos, ellos descansaban el empinar en un sillón…”Señor, lo lamento ya no queda más”-…me dice quien estaba a cargo de los tope de gama. Nooo! …casi grito mirando al cielo como pidiendo clemencia. Bueno, quizá no fuera para tanto, de hecho no grité pero si lamentamos no probar un vino que está por encima de los 1,5k en pesos y que además es de paladar sublime.

Ya son las wine o´clock, me despido con la vista de todas las bodegas y les prometo que volveré a verlas, para devolver con gentilezas en Word los mimos que ellas en copas me han convidado.

Hasta la próxima copa.

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