¿Qué medidas están tomando las aerolíneas y los aeropuertos que perdurarán cuando la pandemia se haya ido?
Tal vez nadie de nosotros sepa con total certeza qué fue lo que pasó el fatídico 11 de Septiembre de 2001, lo que sí es claro son las medidas que se tomaron en la industria aérea posterior al atentado. Si bien hoy es moneda común, el arribo con 2 horas o más previa al vuelo es consecuencia de los controles que se hicieron más rigurosos en los puntos de control.
Los controles más exhaustivos y quitarse ciertas prendas (zapatillas, abrigos, cinturones) también son consecuencias posteriores al 9/11. En cuanto a los aviones no sufrieron muchos cambios a nivel estructural a excepción de instalación de puertas blindadas en las cabinas y la posibilidad de bloquear el ingreso desde el interior. Finalmente, en relación a organismos se creó en Estados Unidos la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA por sus siglas en inglés) profesionalizando y capacitando a muchas de las personas empleadas en cuestiones de seguridad previa al vuelo.
¿Por qué estamos recordando este evento que el año que viene cumplirá 20 años?
porque así como el 9/11 marcó un antes y un después en la industria aérea, la pandemia del COVID-19 también lo hará. Los aeropuertos y aerolíneas están tomando medidas para respetar el distanciamiento social y cuando no es posible la implementación de ciertos procedimientos que seguramente cambiará para siempre el viaje en avión.
El uso de “tapabocas” durante todo el viaje.
El uso de tapabocas será obligatorio tanto para los pasajeros como el personal del aeropuerto y aerolíneas y en el caso que el pasajero no cumpla con el uso del mismo, no será admitido en el vuelo. La excepción los menores entre 7 y 10 años (dependiendo las aerolíneas) y bebés.
Eliminación o simplificación de los servicios a bordos.
Con el fin de reducir la interacción entre los pasajeros y los auxiliares de vuelo, algunas aerolíneas están eliminando el servicio de abordo (incluido el que se vende) o modificándolo para entregarlo en cajas que contengan los alimentos. También se está implementado los sistemas de pago que usen tecnología “contactless”.
Check-in y despacho de equipajes.
En cuanto al check in, los pasajeros deberán hacerlo de forma online antes de llegar al aeropuerto o a lo sumo en los quioscos electrónicos instalados en los aeropuertos destinados a tal fin. Luego al embarcar, tendrán que mostrarlo desde sus dispositivos móviles o impresos. También el despacho de equipaje se hará a través de terminales o quioscos electrónicos bajo la modalidad self-service
Certificado de salud, y controles aeroportuarios.
Antes de ingresar al aeropuerto y previo al vuelo, el pasajero deberá completar un formulario electrónico en el que se detalla información personal. Posteriormente dentro del aeropuerto, el personal hará un control de temperatura a cada pasajero en la entrada de la terminal del aeropuerto. Además, se deberá cumplir con un distanciamiento social, la IATA recomienda entre uno o dos metros de separación.
Desinfección y esterilización.
Otras de las medidas implementadas por las aerolíneas es la desinfección intensiva de los aviones en todos los descensos como así también, en los micros de la aerolínea y las escaleras de ascenso de pasajeros.
Cantidad de pasajeros a bordo.
Algunas aerolíneas optan por llevar menos cantidad de pasajeros para poder cumplir con el distanciamiento, mediante el bloqueo del asiento del medio en los sistemas de reservas. Lógicamente, esto aplica a pasajeros que viajan solos, si alguien viaja acompañado puede ocupar el asiento del medio. Rediseño de cabina Esto aún no es una medida implementada, pero la firma “Avio Interiors” está buscando inversores para llevar a cabo un proyecto radical.
La propuesta es contar con una fila de tres asientos, pero el del centro mirando hacia atrás. Otro de los diseños planteado por la firma es más sencillo de llevar a cabo y consiste en colocar mamparas entre cada asiento, pero esto tendría una penalidad en el peso del avión que podría llevar a reducir la cantidad de asiento o quemar más combustible.
El atentado del 9/11 y unos episodios posteriores revelaron que la seguridad aérea podría ser fácilmente franqueable y por consiguiente hubo un cambio de paradigma arrojando decenas de nuevos protocolos y reglas que cumplir. Pero la pandemia del COVID es un evento bastante peculiar con dos caras a analizar. Por un lado, el avión en sí mismo es un lugar donde el riesgo de contagio por COVID es muy bajo.
La disposición de los asientos evita que las personas estén cara a cara, el aire se renueva entre 20 y 30 veces por hora y los filtros de aire que utilizan los aviones son factores claves. Por ello creemos, que no habrá cambios trascendentales dentro de las cabinas.
Tampoco creemos que la medida de dejar un asiento vacío perdure, ya que esto encarecería el viaje y sería antieconómico para cualquier aerolínea. Por otro lado, la industria aérea es una actividad que mueve millones de personas y sin lugar a duda es un vector que ayuda a la propagación de cualquier enfermedad contagiosa a lo largo y ancho del planeta.
En este punto es importante poder implementar una serie de barreras que ayude a detectar a cualquier persona enferma y evitar que viaje. Las tecnologías de “self-service” van a perdurar y su masividad crecerá con el correr de los años, esto será una herramienta también para abaratar costos laborales. La obligatoriedad del uso de los tapabocas, creemos que se extinguirá una vez que la pandemia haya sido controlada. Tal vez perdurará unos meses, pero no creemos que sea parte de la vestimenta de un auxiliar de abordo.
Lo mismo creemos que sucederá con el distanciamiento social. Lo que sí creemos que perdurará aun cuando la pandemia haya acabado, será el control de temperatura. Así como hoy en día los pasajeros circulan por un detector de metal casi de manera natural, así sucederá con el control de temperatura corporal. No obstante, uno puede mostrar el objeto de metal y de estar prohibido, el pasajero puede deshacerse de él, pero de la temperatura corporal, no.
Seguramente, la IATA y la OACI trabajen en una reglamentación a ser aplicada y que protocolos deberán tomar las autoridades portuarias o las aerolíneas. También creemos que probablemente se exijan a los viajantes una declaración jurada o formulario de buena salud donde el pasajero de alguna manera acredite que goza de buena salud.
Probablemente una secuela que deje el COVID-19 sea el miedo a viajar y las aerolíneas deberán recurrir al marketing, a la creatividad y al ingenio para animar a las personas a que vuelvan a subirse a un avión. Muy probablemente además del video de seguridad, las aerolíneas comiencen a proyectar producciones audiovisuales mostrando cómo desinfectan cada avión.