La noche del jueves 18 de septiembre de 2025 quedará grabada en la memoria de los más de tres mil espectadores que colmaron el Teatro Gran Rex. Ahyre, el grupo salteño que en pocos años se convirtió en una de las voces más renovadoras del folklore argentino, ofreció un concierto que combinó emoción, virtuosismo y una fuerte conexión con el público.
Desde el inicio, con las luces apagadas y los primeros acordes que rompieron el silencio, la expectativa se transformó en ovación. La banda, integrada por Juan José Vasconcellos, Sebastián Giménez, Hernando Mónico y Federico Maldonado, recorrió un repertorio que osciló entre la raíz folklórica y las búsquedas sonoras más actuales. Hubo zambas íntimas que invitaron a escuchar con atención y también canciones que levantaron a la platea, que no dudó en acompañar con palmas cada ritmo marcado desde el escenario.
El despliegue escénico, sobrio pero contundente, sumó a la experiencia: juegos de luces que acompañaron los climas musicales, proyecciones que evocaban paisajes del norte y arreglos corales que multiplicaron la potencia de cada tema. En más de una ocasión, el público respondió de pie, coreando las canciones que ya se han vuelto himnos de la banda.
Uno de los momentos más emotivos llegó cuando el grupo agradeció a quienes los siguen desde los primeros pasos. “Estar hoy acá es un sueño compartido, y es gracias a ustedes”, dijo Giménez, antes de iniciar una versión estremecedora de una de sus zambas más celebradas.
El concierto fue, además, una declaración de principios: Ahyre no reniega de la tradición, pero tampoco se ata a ella. Su propuesta dialoga con la música popular latinoamericana, incorpora matices contemporáneos y reafirma que el folklore puede ser un lenguaje abierto, capaz de conmover a generaciones diversas.
A la par cantaron dos canciones con el inoxidable Baglietto que subio al escenario a deslumbrar con su voz intacta, que rememora el disco grabado en vivo en el año 1985.
El cierre estuvo a la altura de la noche: una interpretación enérgica que terminó con todo el teatro aplaudiendo de pie durante varios minutos, en un clima de celebración que desbordaba las butacas.
Con su debut en el Gran Rex, Ahyre consolidó un presente que ya es grande y dejó en claro que su horizonte va mucho más allá de los escenarios nacionales.