Barcelona, visitar, viajar, conocer, descubrir. Todo en una misma ciudad.

Por Alberto Salem

Creo totalmente en la teoría de que el argentino es el “europeo de América”, más que nada el bonaerense o porteño. Compartimos muchos gustos, y de vez en cuando terminamos imitándolos por las limitaciones que padecemos por no pertenecer al “primer mundo”.

Y nos volvemos fanáticos de sus modas, equipos de fútbol, paisajes, playas y muchas cosas más de un país extranjero para nosotros. Pero sin lugar a dudas lo tomamos como propio cuando estamos unos días allá.

Estuve en Barcelona, me alojé en un apart hotel en Passeig de Gracia o Paseo de Gracia, puro centro y movimiento.

Caminar por esa avenida, y ver como sale la gente a la calle. La limpieza, la pulcritud de las veredas. La organización del estacionamiento subterráneo que hay en la mitad de la avenida, la amabilidad, la forma de contestar y sus ganas de ayudar.

Es un placer estar en una de las ciudades mas lindas del mundo. Y lo más importante es que tiene lugar para todos los gustos. Para quien gusta de la playa, tiene playas muy lindas. Al quien le gusta el shopping, tiene lo último en moda y al precio más barato de todo Europa.

Hay millones de paseos, para ir a museos y visitar lugares históricos. Yo la tomo como la ciudad perfecta. No le falta absolutamente nada.

El espíritu europeo que mantiene es realmente increíble. Pocas ciudades lograron mantener su idiosincracia y cultura e a pesar de que colmaron el país con sus influencias muchos musulmanes. Tal como sucedio en Paris o Londres.

Sin embargo, Barcelona logró mantener ese estilo tan acogedor, y sin lugar a dudas es por la gran sociedad que tiene. Tienen casi como ideología de vida que se trata bien a la gente y se la ayuda si es posible. Mi experiencia fue que me perdí de mis papas porque no me funcionaba el celular y una señorita del lugar donde está a comprando ropa, me acompaño por la calle hasta el hotel que eran como 4 cuadras.

Es una experiencia única, en todo sentido. No te podes perder el Camp Nou. Ni las riquísimas paellas españolas.